Publicidad

¿De dónde venimos los profesores universitarios?

Ignacio Mantilla
20 de mayo de 2016 - 09:45 p. m.

Se celebró el pasado 15 de mayo el día consagrado a exaltar la labor de los maestros colombianos.

Se escoge esta fecha porque ese mismo día de 1950 el papa Pío XII declaró a Jean-Baptiste de La Salle como “Patrono universal de los educadores”. Es un motivo que nos inspira para reconocer la labor de los profesores universitarios y para recordar el origen de esta noble profesión, esencial para el avance de la humanidad.

Los primeros profesores de nuestra historia se pueden rastrear en el lejano Egipto, veinte siglos antes de la época cristiana. Por entonces, los faraones instauraron un sistema de enseñanza de la escritura y la transmisión oral de acontecimientos que impulsó la instrucción permanente de escribas, una casta especial dentro del Estado egipcio.

Muy posteriormente, en la Grecia clásica, encontramos un tipo de educador, denominado “paidagógo”, que tenía la responsabilidad de guiar, cuidar y conducir a los niños con seguridad en sus actividades diarias. También en Grecia se fundaron las verdaderas escuelas de enseñanza, como las que hoy conocemos. Pero antes de eso, los sofistas que recorrían los pueblos de la antigua Grecia con el ánimo de enseñar retórica, matemáticas y demás saberes, fueron los primeros en cobrar alguna remuneración por su labor.

En el siglo IV a. C., se fundó en toda Grecia un tipo de instituciones denominadas “Gimnasios”: escuelas en donde, mediante instructores, se enseñaba a los jóvenes, principalmente, cultura física, poesía y música, validando la máxima: “mente sana en cuerpo sano”.

Uno de aquellos gimnasios fue el fundado por Platón en 388 a. C. Éste era un centro de instrucción emplazado en los jardines de Academos, lugar amplio a las afueras de Atenas donde se desarrolló una próspera escuela para la enseñanza de casi todas las ciencias conocidas en aquella época. Su base era eminentemente teórica; se dice que a la entrada existía una inscripción que prevenía a los visitantes: "Aquí no entre nadie que no conozca la geometría”.

Otro gimnasio famoso fue el Liceo dirigido por Aristóteles, fundado en 336 a. C. Allí se desarrolló por primera vez la investigación empírica a través de experimentos, observaciones y la recolección de ejemplares de todo tipo. Es interesante señalar el método favorito de Aristóteles para impartir sus enseñanzas: mediante cortas caminatas con sus estudiantes, el maestro se encargaba de desarrollar los temas desde un punto de vista teórico, pero siempre con la ayuda de ejemplos y datos que recolectaba en dichas caminatas.

Ya en la Edad Media, el surgimiento de las universidades europeas se convirtió en un acontecimiento decisivo para el desarrollo de la ciencia. Por supuesto, el vínculo de las universidades con el poder religioso siempre fue evidente. Así, en los siglos X y XI, antes de cualquier organización universitaria, eran las escuelas catedralicias y monacales las que cumplían una función educadora para élites que iban a asumir labores en la poderosa iglesia católica. Estas escuelas son, estrictamente hablando, las precedentes directas de la universidad.

El auge de los diversos estudios que se empezaron a impartir en estas escuelas, cuando ya no solo se concentraban en formar clérigos, terminó por organizar a los profesores y estudiantes en gremios bien definidos que buscaban mejores condiciones, reconocimiento por la labor realizada y pagos adecuados. Así fue como inicialmente estos gremios empezaron a fundar lo que se llamó “Studia Generalia”. Éstos eran institutos de enseñanza superior que, a diferencia de las escuelas catedralicias, exigían que por cada área de enseñanza se dispusiera de un profesor encargado del tema. Como los “Studia" se ubicaban en distintas regiones de Europa, se obligaba a que los profesores más reconocidos se desplazaran de una región a otra para compartir sus conocimientos. Esta costumbre puede considerarse una de las primeras formas de movilidad académica.

Los estudiantes constituían las “Universitates”, los profesores se organizaban en los “Collegium” y su vínculo estaba en los “Studia”. En estas primitivas instituciones no había una organización jerárquica clara y se presentaban dificultades para formular reglamentos. La aparición de una nueva organización que se denominó “Universidad” resolvió estas falencias.

En las nacientes universidades los estudiantes ejercían una fuerte presión sobre la docencia, pues dependía de ellos la contratación y pago de sus propios profesores. Esto fue superado cuando se acudió al poder civil y papal para que impartieran leyes y bulas que regularan la relación entre estudiantes y profesores.

Tanto la Universidad de Bolonia, primera en el mundo, como la Universidad de París, fueron centros educativos que se concentraron principalmente en la docencia, mientras que Oxford que por esa época (siglo XI) también surgía, adquirió una característica más cercana a la investigación. Es allí en donde aparecieron los primeros profesores universitarios investigadores, papel que posteriormente se perfeccionó con la creación de las universidades alemanas.

Ya en el Renacimiento, la formación de los profesores era sumamente estricta. Erasmo de Rotterdam, por ejemplo, sostenía que el profesor debía prepararse exigentemente y aprender mucho más de lo que tenía que enseñar. Este principio, aún hoy está vigente y su desconocimiento es una de las causas de la mala calidad de la educación.

En el mundo universitario actual, la carrera profesoral está perfectamente establecida y reglamentada. En Colombia, los estatutos que rigen en las diferentes instituciones establecen reglas para la vinculación, la promoción y la permanencia que privilegian la formación y la producción.

En la Universidad Nacional la carrera profesoral establece las categorías de profesor auxiliar, asistente, asociado y titular; y los requisitos para ascender de categoría son exigentes. Adicionalmente, el mérito académico y el tiempo de vinculación son tenidos en cuenta para poder alcanzar el mayor reconocimiento: la tenencia del cargo. Esta es una figura que premia la excelencia y el compromiso demostrado por algunos profesores: asociados con más de 25 años o titulares con más de 15 años de trabajo en la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos.

*Rector, Universidad Nacional de Colombia

@MantillaIgnacio 

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar