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Comprar lo nuestro

Indalecio Dangond B.
08 de junio de 2020 - 05:00 a. m.

Una de las lecciones que aprendí cuando entré al mundo de la innovación y la tecnología empresarial es que el éxito se consigue más rápido cuando trabajamos en equipo con nuestros competidores. Cuando se agranda la oferta, todos nos beneficiamos.

No es fácil encontrar ejemplos empresariales que ilustren este fenómeno en nuestro país. La mayoría de los colombianos somos dominados por el egoísmo, el ego, la desconfianza y la vanidad. Una mezcla de conductas que hacen imposible el diálogo y la colaboración para lograr propósitos conjuntos.

Caso contrario ocurre con los antioqueños. Un claro ejemplo fue lo que hicieron con la receta de la bandeja paisa. En vez de convertirla en un plato típico de una región, la convirtieron en una receta típica para compartirla con todos los cocineros del país y del mundo. Con ese espíritu altruista es que han logrado posicionar su región como la más próspera del país.

No existe un rincón de Colombia donde no te vendan una bandeja paisa, cosa que no ocurre con el ajiaco bogotano, el arroz atollado caleño ni la posta cartagenera. La diferencia está en que ellos no solo crean una receta, también crean un movimiento para compartir esa receta con todo el mundo, posicionar una marca-región y lograr el beneficio común de su gente. Entre paisas no se compite, se comparte.

Los peruanos hicieron lo propio al principio de la década del 2000, cuando el famoso chef Gastón Acurio y su esposa Astrid un día se dieron cuenta de que no tenían que seguir preparando en su restaurante y en su escuela Le Cordon Bleu, de Lima, recetas con hongos deshidratados franceses, pimienta verde de Madagascar o aceite de trufa de la Toscana italiana.

Fue entonces cuando tomaron la decisión de crear un movimiento con todos los chefs y cocineros de su país, para promover su comida con cortezas, raíces, hierbas, frutas y demás ingredientes de la región selvática peruana. En su restaurante Astrid & Gastón, uno de los más famosos del mundo, hasta reemplazaron el foie gras (el paté de ganso), que era su plato estelar, por el cuy, convirtiéndose en el plato más vendido. Su objetivo fue desarrollar la cocina peruana para el mundo y lo consiguieron. Hoy en día, la cocina de Perú tiene un valor de mercado superior a los US$10.000 millones.

Los italianos hicieron lo propio hace 100 años. En la Toscana, por ejemplo, sólo se preparan recetas de comidas con productos de esa región. Por su parte, la comida japonesa logró pasar en 40 años de 500 restaurantes a más de 50.000 restaurantes en el mundo con un valor en el mercado superior a los US$200.000 millones. En Colombia, los millennials prefieren consumir algas, wasabi, pescado crudo o sopa de miso, que nuestras lechugas, arepa’e huevo, arroz con coco, pescado frito o mute santandereano.

Ojalá los colombianos tomáramos más conciencia de la importancia de consumir las carnes, productos lácteos, maíz, arroz, frutas, verduras, tubérculos, aceites y otros productos colombianos. Cuando compramos lo nuestro no solo estamos impulsando nuestra economía, también dignificamos el trabajo de nuestros productores del campo.

* Experto en financiamiento agropecuario.

 

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