Siempre me ha gustado el fútbol, pues crecí en una casa donde todos: papá, mamá y hermanos, lo disfrutamos. Aprendí de mi mamá que no es un deporte exclusivo para los hombres, aunque, obvio, ella lo aprendió de su padre y de sus hermanos. A ella y a mí nos fascina, por lo divertido que es y por la pasión que genera; o quizá, dirán algunos, por la gran influencia masculina en nuestras vidas, ver buen fútbol nos da gusto. Sin embargo, desde la emoción que me generó en 1982 Naranjito, hasta Rusia 2018, no recuerdo haber tenido tan poco entusiasmo por un Mundial. Asumo que se debió a una combinación de factores: el momento del año, el...
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