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Entre el bien y el mal

Isabel Segovia
04 de mayo de 2022 - 05:30 a. m.

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No es secreto que en este país existe educación de primera, de segunda y de tercera categoría, y que el nivel socioeconómico condiciona a cuál se puede acceder. Como lo concluye el libro La quinta puerta, de Juan Camilo Cárdenas, Leopoldo Fergusson y Mauricio García, no basta con mejorar la calidad de la educación si no se hace un esfuerzo adicional para combatir el apartheid educativo; sin equidad, la educación, en vez de contribuir a la movilidad social y a la reducción de desigualdades, sólo seguirá perpetuándolas. Sin embargo, al analizar la situación política, social y económica del país, y la participación de las élites en ella, se podría afirmar además que realmente ninguna educación es buena, ni siquiera la que reciben los más privilegiados.

Julio Carrizosa, en su libro Colombia compleja, afirma que siempre nos gobiernan hombres y mujeres a quienes sólo se les ocurren soluciones simples para un país extremadamente complejo y diverso. Una clase dirigente de personas estudiadas, viajadas y llenas de recursos, pero absolutamente pandas, amenazadas por lo diferente, miedosas de asumir retos y de ampliar sus círculos sociales, políticos y económicos. Imposible gobernar bien un país tan complicado con administradores tan fútiles.

Se educan en los mejores colegios, acceden a las mejores universidades en Colombia y por fuera, cuentan con opciones infinitas para viajar y conocer el mundo (no todos las aprovechan), pero siempre regresan al diminuto círculo en el que nacieron. Su vida social gira alrededor de clubes privados y sitios de moda, sus experiencias profesionales dependen de contactos y conexiones, y sus elecciones políticas son aquellas que les aseguran mantener el statu quo. Afortunados, porque a pesar de la pobreza e inequidad es un país increíblemente bello, con grandes oportunidades y privilegios garantizados sólo para ellos.

No cabe duda de que, para todos, un gobierno de Gustavo Petro podría ser difícil si logra implementar varios de sus ideales (de ejecución incierta por su incapacidad ya comprobada), pero el mayor miedo para este pequeño mundo de privilegiados es que es un forastero que no podrán controlar ni acomodar a su gusto. Por otro lado, evidentemente les fascina Federico Gutiérrez porque los representa: sabe poco, a pesar de haber accedido a una “buena educación”, nunca ha salido de su barrio y garantiza a todos los otros “bien educados” sus privilegios. Los que poco tienen prefieren al que les promete cambiar las cosas para ellos, mientras que la clase favorecida no quiere ceder ni un centímetro de su reino. Es tan obtusa y limitada que, a pesar de la gran educación recibida, no se ha dado cuenta de que si todos estamos mejor, ellos, los preparados y trabajadores, lo estarán aún más. Finalmente, Sergio Fajardo desaparece porque el centro en Colombia no existe.

Aquí ninguna educación es buena, porque la que supuestamente lo es no logra hacer reflexionar a quienes cuentan con el beneficio de acceder a ella, ni transmitirles sus responsabilidades por ser los acreedores de semejantes beneficios. Obvio, excepciones hay miles, pero todavía insuficientes para lograr gobernar una Colombia para todos, considerando sus complejidades y gran diversidad. Por eso nuevamente estamos condenados a escoger entre el bien y el mal, cuya definición depende de en qué lado de los privilegios estamos.

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Margarita(48255)05 de mayo de 2022 - 06:23 a. m.
Excelente análisis de la élite colombiana. Sólo un comentario sobre Fajardo: No creo que el problema sea Colombia (en Colombia el centro no existe), sino que desde el principio Fajardo y la coalición de la esperanza dieron un espectáculo vergonzoso, una pelea de egos a ver quién es más impoluto. No han sido claros en sus propuestas.
Pathos(78770)05 de mayo de 2022 - 05:28 a. m.
En todas partes del mundo hay diferencias sociales y en algunos países es muy fuerte,todo el mundo piensa en el dinero y más aún lo tiene q buscar,de tal manera q Colombia nones la excepción,pero lo q hay q cuestionar es la falta de hombres públicos q operen en la vida publica mediante partidos responsables q asuman los valores de la democracia, de la honradez,de la eficiencia,de la participación ciudadana
Hernán(22184)05 de mayo de 2022 - 01:53 a. m.
Como ya lo señalaron varios comentarios, el miedo de clase le empaña el juicio y afirma gratuitamente que Petro es incapaz de gobernar. Piense, como usted misma lo dice, que el peor daño lo hace la inequidad que promueve, entre otros factores, la falta de acceso a educación de calidad para la gran mayoría sin privilegios. Si tiene miedo, compré perro y vote Petro sin arrugarse
Claudia(33549)04 de mayo de 2022 - 10:01 p. m.
Hace tiempo me pregunto cuando fue la última vez que Fajardo dio clases en un semestre académico universitario y sin interrupciones o comisiones?
Ccdaw(v9l66)04 de mayo de 2022 - 08:35 p. m.
Una columna entera para meter un paréntesis "(de ejecución incierta por su incapacidad ya comprobada)" que es lo que de verdad quiere decir. Propaganda negra para causar miedo, menos mal que ya pocos oídos escuchan tales tonterías.
  • Libardo(10892)05 de mayo de 2022 - 02:17 a. m.
    Camilo, se nota la "educación" que ha recibido. Relea, reanalice y reopine.
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