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Folclórico

Isabel Segovia

13 de junio de 2023 - 09:00 p. m.

Desde que se posesionó Petro, las crisis gubernamentales son el pan de cada día. Colombia ha tenido muchos malos gobiernos, pero la particularidad de este es que, además de ser mediáticamente muy apetitoso, en el corto tiempo que lleva no ha dado tregua entre un escándalo y otro. En el primer año, todavía no cumplido, ha sucedido de todo (poco bueno) y se siente como si ya hubiera transcurrido buena parte de su período presidencial.

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Sin duda este iba a ser un gobierno diferente, y para algunos esperanzador, pues por primera vez se elegía en Colombia a un presidente que no hacía parte del “establecimiento”. Por otro lado, al menos los bogotanos ya conocíamos las limitadas habilidades gerenciales y administrativas, y la manera de conformar equipos del actual presidente. Sin embargo, su incapacidad para tender puentes, crear consensos y gobernar ha superado todas las expectativas, situación que sus opositores han aprovechado al máximo, llevando al país a un permanente estado de caos.

En medio de los múltiples escándalos de la semana pasada, se presentó una situación en el sector de la educación que pasó inadvertida para muchos, pero que estuvo a punto de producir una gran crisis institucional. La noticia, difundida por varios medios de comunicación, decía que el presidente Petro había pedido la renuncia a 30 funcionarios del área (que equivale a casi todos los empleados de libre nombramiento y remoción), incluida la ministra y los directores del Icetex, del Icfes y del Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa (FFIE). Cabe recordar que el Ministerio de Educación ya sufrió una primera crisis institucional por la primera destitución ministerial de este gobierno: Alejandro Gaviria. Antes de su salida, la cartera llevaba años sin tener un período ministerial tan corto, así que esta nueva noticia era preocupante y desalentadora. Al final, nunca se supo si la solicitud masiva de renuncias fue cierta; no obstante, sí fueron retirados de sus cargos Andrés Molano, director del Icfes, (profesor de la Universidad de los Andes, nombrado por Gaviria), y Adriana González, directora del FFIE (funcionaria que había ocupado ese cargo durante varios períodos de gobierno), destituciones que dejan entrever la necesidad de deshacerse del resto de los “forasteros” aún presentes en el sector.

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Lo que no deja de sorprender es cómo Petro sabotea su gobierno permanentemente. Generar una crisis innecesaria en uno de los sectores que no es noticia en medio de múltiples aprietos es, por decir lo menos, obtuso. Después de ver a la primera dama participar en las marchas de esta semana, como siempre, dicharachera, bailadora y fungiendo de presidenta, creo, como lo dijo una buena amiga, que la mejor forma de definir a esta administración es folclórica, como bien la representa Verónica Alcocer. Petro gobierna según el ánimo con que se despierta, con poca planeación y generando crisis que desestabilizan a los diferentes sectores, haciendo la labor de administrar casi imposible. Bienvenido el fortalecimiento de nuestros valores y características culturales, pero gobernar folclóricamente tal vez no es lo más conveniente para el país. Si las cosas siguen así, se habrá perdido una gran oportunidad para Colombia, pues elecciones como la de Petro no se repetirán en muchos años, y volveremos a lo de siempre y, como siempre, a conformarnos.

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