Hace cinco meses publiqué una columna titulada “Primero mi primaria”, en cuya introducción escribí: “No obstante, a pesar del incierto panorama, personalmente conservo esperanzas, sobre todo en lo relacionado con la educación. Como en casi todos los sectores, el arranque ha tenido sus tropiezos, pero sigo creyendo que, con el nombramiento de Alejandro Gaviria como ministro (…), es probable que logre importantes avances durante los próximos cuatro años”. Nunca había sufrido una decepción tan rápida y desoladora; Gaviria, que era la esperanza de...
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