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Vender el sofá

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Isabel Segovia
09 de febrero de 2022 - 05:30 a. m.
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Los niños, niñas y adolescentes, después de 20 meses de cierre de las instituciones educativas, en teoría regresaron a la presencialidad. Sin embargo, en la práctica todavía no todos lo han logrado: algunos colegios permanecen cerrados, otros están abiertos parcialmente, muchos estudiantes simplemente no retornaron y varios están en riesgo de desertar durante los próximos meses. La tragedia, cantada por un sinnúmero de expertos y miembros de la sociedad civil, no cesa y hasta ahora se empezarán a evidenciar sus verdaderas consecuencias. No obstante, en vez de resolverla, los responsables siguen culpándose entre sí, cuando podrían estar trabajando conjuntamente para atender esta crisis sin precedentes en la historia moderna del país, que nos costará décadas de estancamiento en el desarrollo social y económico.

El Gobierno nacional y la mayoría de los locales (excepto Antioquia, Medellín, Palmira y algunos otros) poco o nada han hecho para empezar a remediar esta situación. Más allá de “obligar”, un año y medio tarde, a las instituciones educativas a reabrir sus puertas y a los maestros a retomar sus labores en la presencialidad, no se han puesto en la tarea de diagnosticar la situación de salud mental ni el nivel del atraso académico de los estudiantes que retornaron. Tampoco han salido a buscar a aquellos que no regresaron ni a implementar planes de retención escolar para los que están en peligro de desertar, pero, eso sí, están encantados porque miembros influyentes de la sociedad y varios políticos en plena campaña electoral, aquellos que no envían a sus hijos a colegios públicos, han decidido culpar exclusivamente a Fecode.

Y no es que Fecode no sea cómplice de esta tragedia educativa, claro que sí. Hace años el poderoso sindicato de maestros perdió su norte y dejó de velar por el mejoramiento integral del sector educativo; sólo lo hace por el interés de unos pocos, ni siquiera de todos sus asociados. Aun así, proponer acabarlo como solución a los problemas educativos del país no solo es absurdo sino inconveniente e imposible; sería como vender el sofá.

En las naciones verdaderamente democráticas los sindicatos son actores fundamentales en la construcción de políticas generales y de bienestar de sus sociedades. En Francia, por ejemplo, estas agremiaciones son conocidas como aliadas sociales (partenaires sociaux) porque entienden que el desarrollo del país se cimienta desde el Estado, pero con el apoyo y la cohesión de la sociedad civil (de la que los sindicatos son una parte esencial).

El Estado colombiano olvidó su rol como responsable de la política educativa; logró que la educación se sumiera en una crisis sin precedentes; no priorizó a niñas, niños y jóvenes durante la pandemia; ha sido débil, muy débil, y en ese profundo vacío Fecode se fortaleció. Pero el sindicato no diseña las políticas educativas ni cuenta con los recursos económicos para administrar el sector. El Gobierno nacional y las administraciones locales son igual o peor de responsables al no hacer las inversiones que se requerían a tiempo, al no implementar las medidas necesarias, al no concertar con los diferentes actores que conforman el sector y, en últimas, al no priorizar la educación. Fecode no secuestró la educación ni a los estudiantes sino a un débil Gobierno que se lo permitió.

Conoce más

 

Carlos(71199)10 de febrero de 2022 - 04:35 a. m.
La poca inversión pública trae como consecuencia un profundo rezago en la educación del país en todos sus niveles que se expresa en la deficiente infraestructura que impacta en los bajos niveles de cobertura bruta y neta en preescolar, básica secundaria, media y superior. Lo anterior implica la negación del derecho a la educación de miles de niños y jóvenes.
Carlos(71199)10 de febrero de 2022 - 04:30 a. m.
En el mismo informe, la OCDE muestra que en 2018 el gasto por estudiante en educación primaria, secundaria y no profesional después de la secundaria fue de USD 3.219, USD 7.235 menos que el promedio de la OCDE de USD 10.454. A nivel universitario, Colombia invirtió USD 2.863 por estudiante, USD 14.202 menos que el promedio de la OCDE.
Carlos(71199)10 de febrero de 2022 - 04:29 a. m.
En el informe titulado Panorama de la Educación 2021, la OCDE señala que la el gasto público en instituciones educativas desde el nivel primaria hasta universitario por estudiante de tiempo completo en Colombia fue de USD 2425 en 2018 (en USD equivalentes convertidos usando PPPs para el PIB) en comparación con los USD 10.000 en promedio que se tienen en los países de la OCDE.
Carlos(71199)10 de febrero de 2022 - 04:26 a. m.
La viceministra se queda corta en la responsabilidad histórica del Estado colombiano con la educación. La pandemia agudizó la crisis educativa que venía profundizándose con el reemplazo del situado fiscal por el sistema general de participaciones y la expedición de la Ley 715 de 2001 y los decretos reglamentarios.
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