Imer

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Iván Mejía Álvarez
02 de octubre de 2018 - 03:00 a. m.
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Las quejas y el lloriqueo por el nivel del arbitraje en Colombia sigue en aumento. Casi todos se sienten perseguidos y algunos emplean términos más densos, como el Júnior, que alcanzó, con plena razón, a pensar en una confabulación contra sus intereses tras cuatro penosas intervenciones arbitrales en contra de la escuadra barranquillera. Lo curioso es que Arturo Char habló duro en Dimayor y los jueces no se volvieron a equivocar. Como para no creerlo.

El dedo apunta hacia Imer Machado, el instructor que hace y deshace en la Comisión Arbitral. Machado no tiene defensa posible pues trasladó todos sus odios y favorecimientos con el pito en la boca a la Comisión, la que designa los jueces, la que selecciona a quienes debieran impartir justicia.

Pero a Machado lo respalda totalmente Jorge Enrique Vélez, el actual presidente de la Dimayor y quien fue el encargado de promover ese desaguisado cuando fue presidente de la Comisión Arbitral. Y a Machado y a Vélez los respalda Ramón Jesurún, quien sigue asegurando públicamente, en defensa absoluta de la Comisión Arbitral, que está muy contento con su labor y respalda su tarea. Todos a conjugar el verbo respaldar.

El fin de semana no fue ajeno a los lloriqueos arbitrales. Castro, el DT del América, dijo que no hablaba de los árbitros porque lo suspendían. Hubiera sido bueno saber si criticaba al juez que les regaló una pena máxima inexistente a los rojos. Machado no tiene la culpa de que el venezolano le hubiera pegado pasito a las manos del arquero huilense. Pimentel elevó sus trinos contra la Comisión Arbitral por el penal que le dieron a Nacional en un momento clave del juego que perdían con Chicó. A Pimentel nunca le gustó la tarea de Vélez en la Comisión Arbitral, mucho menos la de Imer, y el tiempo parece darle la razón.

Lo nuevos se equivocan mucho porque están bichecitos y les faltan unos cuantos errores para sentirse árbitros profesionales. Se aprende del fallo si se es inteligente. Si se es “torcido” o bruto no se aprende nada, y en la nómina de jueces hay algunos que aplican a estas condiciones. Los viejos deberían equivocarse mucho menos y sus fallos hay que tomarlos con lupa. La sapiencia de algunos “veteranos mañosos” inclinando la cancha, volteando los partidos, es terrible y diciente. En esos casos, no hay interpretación posible, actúan de mala fe.

Imer hace y deshace, Vélez lo apoya y Ramón los respalda a todos. Cómo saben de gramática y qué bien conjugan el verbo respaldar.

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