Los árbitros son humanos y se equivocan, aquí y allá, en Colombia y en todas partes del mundo.
En Inglaterra validaron un gol precedido de un fuera de lugar gigantesco, catedralicio, en el gran clásico Arsenal contra el Chelsea. En Argentina, el juez Lunatti se inventó un penalti contra Figueroa de Boca y desequilibró el juego entre el líder argentino y Racing. Además, dejó de sancionar un penalti clarísimo a favor de Racing. Arbitraje localista y tendencioso. En Italia cuando el Nápoles amagaba con igualar al líder Inter, el juez dejó de pitar una pena máxima a favor del cuadro partenopeo que significaba el posible empate.
En Colombia fueron demasiados los errores. Buitrago, en Cali, no dio dos penas máximas a favor del Cali y perdonó una patada para roja contra Brahman Sinisterra. En Bogotá, Parra sancionó algo que nadie vio e invalidó una jugada legal de gol de Polo de La Equidad que era el 3-1. Y en Barranquilla, Niño se ‘comió’ una vulgar tirada a la pileta de El Piojo Acuña y se inventó un inexistente penalti. Estuvieron fatales los jueces. Ellos son humanos y pueden equivocarse de buena fe o por ‘torcidos’, vaya uno a saber cuál es el caso de cada cual.
La que no se puede equivocar tan gravemente es la Comisión Arbitral. El juez Niño vive en Duitama y para dirigir el jueves en Ibagué tuvo que venir en bus hasta Bogotá y después viajar en bus hasta la capital tolimense donde arbitró Tolima-La Equidad. Dirigir en una cancha pesada y retornar en bus hasta su tierra boyacense el viernes. Y el sábado, volver a Bogotá en bus y tomar un avión para dirigir en Barranquilla el sábado por la noche en ese calor y esa humedad. Una maratón infernal, una agotadora y terrible jornada que desgasta a cualquiera al punto de que estaba tan cansado Niño que vio lo que nadie más vio, el penalti contra Acuña. Niño pagará por su mal arbitraje y seguramente será separado por el resto del torneo.
Pero, ¿no es de una irresponsabilidad absoluta, de una falta de sentido común, de una brutalidad llevada al máximo, el nombramiento de Niño apenas 72 horas después de recorrer medio país en bus?
Y a estos necios y torpes directivos de la Comisión Arbitral, ¿quién los sanciona?
Los árbitros son humanos y se equivocan, aquí y allá, en Colombia y en todas partes del mundo.
En Inglaterra validaron un gol precedido de un fuera de lugar gigantesco, catedralicio, en el gran clásico Arsenal contra el Chelsea. En Argentina, el juez Lunatti se inventó un penalti contra Figueroa de Boca y desequilibró el juego entre el líder argentino y Racing. Además, dejó de sancionar un penalti clarísimo a favor de Racing. Arbitraje localista y tendencioso. En Italia cuando el Nápoles amagaba con igualar al líder Inter, el juez dejó de pitar una pena máxima a favor del cuadro partenopeo que significaba el posible empate.
En Colombia fueron demasiados los errores. Buitrago, en Cali, no dio dos penas máximas a favor del Cali y perdonó una patada para roja contra Brahman Sinisterra. En Bogotá, Parra sancionó algo que nadie vio e invalidó una jugada legal de gol de Polo de La Equidad que era el 3-1. Y en Barranquilla, Niño se ‘comió’ una vulgar tirada a la pileta de El Piojo Acuña y se inventó un inexistente penalti. Estuvieron fatales los jueces. Ellos son humanos y pueden equivocarse de buena fe o por ‘torcidos’, vaya uno a saber cuál es el caso de cada cual.
La que no se puede equivocar tan gravemente es la Comisión Arbitral. El juez Niño vive en Duitama y para dirigir el jueves en Ibagué tuvo que venir en bus hasta Bogotá y después viajar en bus hasta la capital tolimense donde arbitró Tolima-La Equidad. Dirigir en una cancha pesada y retornar en bus hasta su tierra boyacense el viernes. Y el sábado, volver a Bogotá en bus y tomar un avión para dirigir en Barranquilla el sábado por la noche en ese calor y esa humedad. Una maratón infernal, una agotadora y terrible jornada que desgasta a cualquiera al punto de que estaba tan cansado Niño que vio lo que nadie más vio, el penalti contra Acuña. Niño pagará por su mal arbitraje y seguramente será separado por el resto del torneo.
Pero, ¿no es de una irresponsabilidad absoluta, de una falta de sentido común, de una brutalidad llevada al máximo, el nombramiento de Niño apenas 72 horas después de recorrer medio país en bus?
Y a estos necios y torpes directivos de la Comisión Arbitral, ¿quién los sanciona?