Giovanny Moreno es uno de los prospectos más importantes del fútbol colombiano.
Tiene muchas condiciones técnicas, posee motivación ganadora, su autodeterminación y personalidad le permiten afrontar el reto con propiedad. Hoy es un buen jugador, en proyección a ser un gran jugador, todavía lejos de ser un crack internacional. Algo absolutamente normal dada su juventud y el medio doméstico en el que se mueve.
Moreno parece el elegido por Gómez para ser el estandarte y el jugador alrededor del cual se va a construir la próxima selección. Determinación del técnico que puede ser objetada o aprobada, pero que hace parte del ideario de Gómez, y mientras no se demuestre lo contrario hay que respetarla.
Sin embargo, Gómez y Moreno deben trabajar en un aspecto fundamental para el futuro del jugador y de la selección: aprender a elegir.
Giovanny no sabe elegir, y cuando tiene que correr, trota, cuando tiene que jugar en largo, lo hace en corto, cuando tiene que encarar se desprende del balón. Todavía le falta esa característica propia del gran jugador: hacer la justa en el momento justo. Por eso a Moreno le pegan tanto, porque transporta demasiado la pelota por querer jugar la individual, por eso mismo se equivoca tanto en la conexión ofensiva, porque cuando tiene que buscar el pase profundo, prefiere girar en sí mismo y afrontar la gambeta.
Sus dos partidos en la mini gira fueron una muestra de cómo equivocar el camino, cómo desperdiciar su talento y cómo complicar lo que debería ser simple. Y es que ese detalle, la simplicidad, es su máxima carencia, porque Giovanny, sabiéndose capaz y con lo atrevido que es, lo cual es una gran virtud, siempre busca el sector más poblado y la jugada más difícil.
Gómez tendrá que enseñarle a huir de las zonas congestionadas, a mostrarse cuando está destapado para ser la salida, enseñarle que la pelota no puede ir siempre a su botín, sino que debe servir como elemento distractor en el camino hacia adelante. Gómez tendrá que quitarle el vicio de pisar la pelota, porque un día de estos le van a cercenar el tobillo con un patadón de los que le mandan por ser un “pisadorcito” de bola.
El día que Moreno entienda que ser sencillo y práctico lleva hacia el mejor camino en el fútbol, podrá pedir patente para ser considerado un gran jugador, y Colombia habrá ganado un conductor de clase mundial. Mientras Giovanny quiera usar sus grandes condiciones en la individual, equivocándose en la elección de los ritmos y el destino de la pelota, errando en la elección del juego, haciendo una mala lectura del partido, destacará en lo personal, pero aportará poco al colectivo.
Es una cuestión de saber leer, de no equivocarse en la elección.
