De entrada, el tema está mal planteado y conduce a errores conceptuales graves. El asunto no es si Teófilo y Falcao pueden jugar juntos, la raíz es otra diferente: cómo conseguir que Teófilo y Falcao funcionen bien jugando juntos. El meollo central pasa por una pregunta: ¿Teófilo y Falcao son complementarios o excluyentes?
El hecho de poner dos delanteros no garantiza que se tenga más volumen de ataque, no otorga seguridad alguna en que se van a marcar más goles, no puede dársele un tratamiento tan simplista y reducido a un tema que es importante: ¿cómo elaborar el fútbol para que los delanteros tengan oportunidad de cumplir su misión, que no es otra que hacer goles?
Partir de la premisa elemental de que más delanteros hacen más ataque es equivocado. En la historia se tienen ejemplos al por mayor. Bielsa siempre negó la posibilidad de jugar con Batistuta y Crespo. En su “librito”, un delantero debía jugar en punta por dentro y el otro moverse por fuera y a los costados. Alemania 90, campeón mundial, jugaba con tanques parecidos como Voeller y Klinsman. Pero ese equipo tenía carrileros que llenaban el ancho de la cancha y terminaban levantando centros para que los dos arietes usaran su capacidad de remate. Y así la historia demuestra que se ha ganado con uno o con dos delanteros punta, pero que todo depende de la forma en que haya complementación y elaboración en la maniobra.
Sobre el papel, Teófilo y Falcao tienen movimientos parecidos. Son puntas de área que esperan servicios, que se defienden en lo que saben hacer, que es meter goles, como lo demuestra el uno como artillero en Europa y el otro en Argentina. Pero ¿se complementan o se excluyen al robarse espacios y terminan ‘estorbándose’ dentro del área? Allí es donde el técnico tiene estas sesiones de trabajo para sacar conclusiones, a ver si logra que cuando el uno “esté”, el otro “llegue”, partiendo de esa vieja y sabia frase del fútbol que sentencia: “es más importante llegar que estar”.
Ahora, con uno o con dos, si el circuito de elaboración no funciona, si los volantes no hacen posesión de pelota más posición ofensiva, si los llamados “extremos” no ganan la raya del fondo, si los laterales no suben ofensivamente, si al uno o al otro, o a los dos, no les llegan pelotas, no hay nada que hacer, eso será un fracaso. Y Gómez es lo suficientemente inteligente para saber que hasta ahora el equipo no ha podido “desdoblarse” en la fase defensa-ataque.
El tema no es uno o dos delanteros, el asunto es cómo “alimentarlos”. Si a Teo o a Falcao, o a los dos, les llegan céntricos, ellos meterán goles.
De entrada, el tema está mal planteado y conduce a errores conceptuales graves. El asunto no es si Teófilo y Falcao pueden jugar juntos, la raíz es otra diferente: cómo conseguir que Teófilo y Falcao funcionen bien jugando juntos. El meollo central pasa por una pregunta: ¿Teófilo y Falcao son complementarios o excluyentes?
El hecho de poner dos delanteros no garantiza que se tenga más volumen de ataque, no otorga seguridad alguna en que se van a marcar más goles, no puede dársele un tratamiento tan simplista y reducido a un tema que es importante: ¿cómo elaborar el fútbol para que los delanteros tengan oportunidad de cumplir su misión, que no es otra que hacer goles?
Partir de la premisa elemental de que más delanteros hacen más ataque es equivocado. En la historia se tienen ejemplos al por mayor. Bielsa siempre negó la posibilidad de jugar con Batistuta y Crespo. En su “librito”, un delantero debía jugar en punta por dentro y el otro moverse por fuera y a los costados. Alemania 90, campeón mundial, jugaba con tanques parecidos como Voeller y Klinsman. Pero ese equipo tenía carrileros que llenaban el ancho de la cancha y terminaban levantando centros para que los dos arietes usaran su capacidad de remate. Y así la historia demuestra que se ha ganado con uno o con dos delanteros punta, pero que todo depende de la forma en que haya complementación y elaboración en la maniobra.
Sobre el papel, Teófilo y Falcao tienen movimientos parecidos. Son puntas de área que esperan servicios, que se defienden en lo que saben hacer, que es meter goles, como lo demuestra el uno como artillero en Europa y el otro en Argentina. Pero ¿se complementan o se excluyen al robarse espacios y terminan ‘estorbándose’ dentro del área? Allí es donde el técnico tiene estas sesiones de trabajo para sacar conclusiones, a ver si logra que cuando el uno “esté”, el otro “llegue”, partiendo de esa vieja y sabia frase del fútbol que sentencia: “es más importante llegar que estar”.
Ahora, con uno o con dos, si el circuito de elaboración no funciona, si los volantes no hacen posesión de pelota más posición ofensiva, si los llamados “extremos” no ganan la raya del fondo, si los laterales no suben ofensivamente, si al uno o al otro, o a los dos, no les llegan pelotas, no hay nada que hacer, eso será un fracaso. Y Gómez es lo suficientemente inteligente para saber que hasta ahora el equipo no ha podido “desdoblarse” en la fase defensa-ataque.
El tema no es uno o dos delanteros, el asunto es cómo “alimentarlos”. Si a Teo o a Falcao, o a los dos, les llegan céntricos, ellos meterán goles.