1
Traducir un texto literario (un poema, digamos, una novela) supone para el traductor un rol doble y paradójico: el primero, igualarse al autor del texto original al convertirse él mismo en el autor de un texto en una lengua nueva; el segundo, restringirse al mapa verbal e imaginario que trazó el autor. Si hubiera sido registrado en los bestiarios, el traductor habría aparecido como una bestia bicéfala, con un racimo de ojos, todos ahumados de ceguera. El traductor es maestro y es esclavo: un caballo que cuando arranca en un galope desbocado sobre campo abierto corrige su curso con el látigo de su melena.
2
Hundido en...
Conoce más
Temas recomendados:
Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
