La historia es bien conocida: para la publicación de La transformación (Die Verwandlung), Kafka rogó a su editor, Kurt Wolff, que la portada no llevara ninguna ilustración del insecto en que amanecía convertido Gregor Samsa. “¡Eso de ninguna manera, por favor!”, recalcó en una carta. Sugería a cambio un cuadro con los padres y el gerente ante la puerta cerrada de la habitación de Gregor o una escena claroscura de los padres en una “estancia iluminada” junto a la puerta de la habitación entreabierta, pero a oscuras. Con el buen trazo del dibujante Ottomark Starke, Wolff cumplió el deseo de Kafka: en la portada de la...
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