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En la lucha presidencial de Venezuela, los ojos del mundo estuvieron encima del proceso electoral, pero al régimen de Maduro nada de eso le importa. Se robaron las elecciones sin ninguna pena, no hacen públicas las actas de votación y muchos países les quitaron el apoyo. ¿En qué terminará esta triste historia?
Desde hace muchos años se ha pensado que en Venezuela se roban descaradamente las elecciones, pero con el paso de los años la oposición aprende cada vez más y esta vez también triunfaron, y este triunfo no es reconocido por el Gobierno ni por el CNE al cual apoya a la dictadura disfrazada de democracia. Por eso Stalin decía: “No importa quién vota, sino quién cuenta los votos”. En Colombia, en la elección que ganó Petro, se tomaron menos de 60 minutos. Allá, a la hora de escribir este artículo, el eficiente software aún no da los resultados. Y es el sistema que Petro quiere para Colombia.
La dictadura intentó bloquear a María Corina Machado, pero de manera inteligente ella logró recorrer las diferentes regiones del país en carro, pues la dictadura le prohibió, entre otras muchas cosas, ser candidata, viajar en avión, pero no fue suficiente. Los ciudadanos, ya cansados de la falta de oportunidades y de ver una economía muy golpeada, además de en muchos casos estar lejos de sus familias, votaron por una nueva opción.
Fui parte de los millones de ingenuos que pensaron que el gobierno esta vez sería transparente, pero creo que gracias a Dios pensábamos así; de lo contrario, se estaría pensando que el fraude era algo que se esperaba y las movilizaciones serían cosa de muy pocas personas y días.
Con Chávez de presidente se producían cerca de 2,4 millones de barriles al día y en 2022 sólo 716 mil. Cerca de 7,7 millones de personas salieron del país en los últimos años y el 90 % estaba en edad laboral. La hiperinflación acumulada entre 2016 y 2019 fue de 1.276.645 %, y la pobreza multidimensional en vivienda, trabajo, educación, servicios públicos y protección social fue de un alto 51,9 % solamente en 2023.
Entre la cúspide de los militares es muy poco o nulo el deseo de un cambio de sistema. Al escribir estas líneas, unos valientes militares, Javier y Juan Carlos Nieto Quintero, publicaron un vídeo en el cual proponen a todos los militares evitar “un espiral en violencia y anarquía” y les recuerdan que las armas de la República las tienen para “defender, no para reprimir al pueblo”. Otra cosa que dice Javier y que es muy importante es que los ciudadanos se manifestaron y existe evidencia de ello. Propone una junta de transición temporal con una junta de gobierno cívico-militar en la cual el ganador de las elecciones asuma el poder. Dice que esta propuesta está amparada primero en el pueblo soberano y por los artículos 333 y 350 de la Constitución.
A esta hora, Javier Nieto y su hermano deben estar escondidos, pero es un comienzo, el cual es importante para que Maduro y sus cómplices se den cuenta de que el juego es democrático, no dictatorial, y que su gente no quiere vivir así. Ya Venezuela tuvo un dictador, el militar Marcos Pérez Jiménez, de diciembre de 1952 hasta enero de 1958.
Para lograr sacar a Maduro y sus aliados del poder, es necesario tener las armas y, como se vio, el general Padrino está con la dictadura. Así las cosas, lograr el apoyo a los militares más jóvenes es indispensable; de lo contrario, cada día será más complejo sacar a Venezuela de esa horrible dictadura.
