La gran mayoría de colombianos piensa que su futuro depende solamente de quién va a ser su próximo presidente, pero es necesario tener muy en cuenta la importancia del Congreso, el cual es muy relevante y significativo para el futuro de la democracia, así como también será determinante para el futuro de la autonomía de los ciudadanos.
Durante muchos años, el Congreso estuvo dividido entre liberales y conservadores, pero, con el paso del tiempo, esto cambió y, hoy en día, estos partidos no son (ni eran) opciones suficientemente representativas de los diferentes espectros de la colectividad nacional; hoy necesitan aliarse para alcanzar mayorías. En las elecciones pasadas al Senado, el Pacto Histórico obtuvo veinte senadores, es decir, el mayor número de curules ganadas por un partido. En la Cámara consiguió veintinueve, solamente superado por el Partido Liberal, que obtuvo treinta y tres.
Hoy en día, la gran mayoría de electores cree que con ganar la presidencia se obtiene un triunfo suficiente para recomponer al país tanto en lo económico, político y judicial, pero no es así de simple. Si el Pacto Histórico obtiene la mayoría de curules tanto en Senado como en Cámara, o logra hacer alianzas (lo cual es muy probable), dominarán esas corporaciones. La oposición hoy solamente tiene cuatro partidos grandes; está muy desperdigada en muchos y diversos movimientos y colectividades menores y, por supuesto, partidos. La izquierda, en cambio, no. Es decir, su pérdida de votos será bastante menor.
Por otro lado, el ministro Montealegre afirmó en una entrevista que el nuevo “Congreso hará una propuesta de constituyente y que no habrá un salto al vacío”. Parte de esa idea es revivir la reelección; es decir, que Petro podría ser candidato en el 2030. Es más, el ministro de Justicia no descarta que Petro sea elegido como miembro de la constituyente y que cambien la actual Constitución; esto, en caso de que dicha elección sea aprobada por el próximo Congreso. ¿Qué pasará en las próximas elecciones del Congreso y de presidente? Pues, a hoy, no se sabe con certeza, ya que, lamentablemente, se aprobó la Ley 2494 de 2025, que no permite la publicación de encuestas o intención de voto por un tiempo determinado. A hoy, estamos bajo esta ley absurda en una democracia; es decir, a ciegas.
Un gran número de colombianos piensa que, al elegir a un nuevo presidente, se puede recuperar el tiempo perdido estos años, recobrar los miles de millones que en el gobierno Petro se han robado o dilapidado, y esto se compondría para la gran mayoría de ciudadanos. Así las cosas, los partidos de oposición deben enfocarse no únicamente en ganar la presidencia, sino también en obtener las mayorías en Senado y Cámara; de lo contrario, los colombianos podríamos enfrentar, en unos años, un camino muy parecido al de los venezolanos, quienes llevan 26 años bajo una dictadura disfrazada de democracia y soportan el hambre, la pobreza, la expropiación, la pérdida de empleo, la devaluación constante de su moneda, además de la innegable corrupción de un régimen antidemocrático que se roba descaradamente las elecciones y las manipula abierta y cínicamente. El pueblo de Venezuela ya se hartó de tanta robadera y de tantas promesas incumplidas. Sí, hoy en día existe más igualdad en ese país, pero, lamentablemente, es por cuanto la gran mayoría son pobres; es decir, igualaron por lo bajo.
Colombia sabe bastante bien en lo que puede terminar un sistema que dice promover la igualdad. Si se observa a Cuba o Venezuela, se ve claramente que unos pocos se benefician y la gran mayoría sufre día a día. En Colombia puede pasar lo mismo. Es necesario tener mucho cuidado y procurar que la oposición gane el mayor número de curules. Es bien probable que volvamos a tener dos partidos fuertes: uno de izquierda y otro de derecha.