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15 de mayo, Día del Maestro

Jaime Arocha
20 de mayo de 2025 - 05:00 a. m.
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Con ocasión del día del Maestro, Andy Triana, exalumno del Externado me escribió: “los aprendizajes que me diste siempre guían mi camino”. ¿Y los que él me legó? Me había hecho caer en cuenta de que, ante las angustias y dolores, las víctimas de la travesía atlántica apelaban a Olodumare, oricha de la creación. Deseé poder invocarlo en busca de alternativas para enseñar en medio de la pandemia. Me había empeñado en explorar tres novelas de Manuel Zapata Olivella: “Chango el gran putas”, referente a las épicas emancipadores de la gente de ascendencia africana en Cartagena, Haití y los Estados Unidos; “Tierra Mojada” sobre las luchas por sus parcelas que los campesinos sinuanos llevaban a cabo a lo largo de los años de 1940 y “En Chimá nace un santo” a propósito del fervor popular alrededor del niño nacido en 1847, que a los siete años quedó parapléjico, se salvó de morir incinerado en su casa y, de ahí en adelante, comenzó a hacer milagros que la ortodoxia católica rechazó. Debido a los temores por el confinamiento y las pésimas conexiones a Internet, propuse que leyéramos los libros en voz alta. De los diálogos resultantes, surgieron aportes como los que destacaré.

Es conocida la densidad conceptual de la primera obra. ¿Qué son “las firmas”?, preguntó una alumna. Ideogramas que representan a las deidades del Palo Monte, religión afrocubana de origen Bantú de Congo y Angola. En el PowerPoint apareció que había una relación de fraternidad y respeto entre esos dioses y los animales. De manera insospechada, ese realce del animismo nos puso frente a dilemas éticos a los cuales, dentro de la coyuntura de esos meses, abordaban pensadores como Martha Nusbaum. Ella se preguntó por el sentido de nuestra humanidad cuando industrializábamos la crueldad, mediante el sacrificio inmisericorde de cientos de millones de vacas, cerdos, pollos y demás seres sintientes. El Palo Monte, entre otras expresiones religiosas de matriz africana, ¿guardaría alternativas para recuperar la compasión que ha sepultado el desarrollo basado en el crecimiento infinito?

Tierra Mojada nos puso a hablar de cómo en esa comunidad de Los Secos a orillas del río Sinú no solo todo estaba como bien atado, sino que tenía sentidos estéticos, mágicos y religiosos. Una alumna pidió hablar del gozque Mocho. Le había impresionado cómo fue el primero en batallar contra las vacas que hambreó el terrateniente Espitia para que invadieran y arrasaran el cultivo de arroz de la familia de Goyo, Gregorio Correa. Su esposa, Estebana, le alcanzó a remendar la barriga y el animal persistió en arremeter contra las reses, pero no fue suficiente y la familia tuvo que empacar sus corotos en una champa y navegar por el río hacia el destierro. Fue entonces cuando ella se dolió al ver que flotaba el pilón que había recibido como regalo de matrimonio. Su compadre lo había tallado de una ceiba para que cuando ella descascarara el arroz, golpeando la concavidad del mortero, salieran unas cadencias que se extendieran por la vereda. Y enlazamos las conversaciones sobre esas músicas cotidianas con Carrillito, juglar, intérprete de gaita y acordeón, quien, además promovía la seducción mediante el toque de sus cueros. Profe, entre nosotros es grave que ya no está todo hermando, fue una conclusión.

Por último, me refiero a los videos que varias alumnas proyectaron en clase sobre las fiestas en honor de Domingo Vidal, a quien en Chimá, cerca de la desembocadura del Sinú, llevan 170 años reverenciado como santo milagroso. Todo el grupo se había concentrado en lo integrado de la cultura sabanera y en el conflicto entre las expresiones populares del afrocatolicismo y la ortodoxia de la Iglesia, cuando caímos en cuenta de que, hasta hoy, cada 2 de marzo se celebran misas y procesiones solemnes para impulsar la canonización de quien desde su lecho de paralítico curó dolencias o regaló fertilidad. Hoy al retablo con la imagen de Domingo lo alberga un tabernáculo por el cual desfilan multitudes a la espera de ayudas sobrenaturales.

Ese llamado de atención hecho en clase, motivó la visita que Peter Rondón, Carlos Escobar y yo hicimos a Chimá para participar en la celebración y entrevistar a conocedores de la tradición. Esa fecha de 2022 quedó consignada en el documental Sinú, afromemorias de la muerte que dirigió Peter Rondón e hizo parte de la investigación titulada “Afromemorias del Caribe: espiritualidad y muerte en Manuel Zapata Olivella” a cargo del mismo Rondón, Lina del Mar Moreno y yo.

Varias de estas columnas no alcanzarían para enumerar el resto del legado que he recibido de mis estudiantes. Pensando en él, me he preguntado por un nombre alterno para el 15 de mayo que le diera realce a la creación que surge del diálogo entre docentes y estudiantes.

*Doctor en antropología cultural, miembro fundador del Grupo de Estudios Afrocolombianos, Universidad Nacional.

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liliana casadiego(16426)21 de mayo de 2025 - 01:08 p. m.
Gracias por hacernos partícipes de lo que se gestó en algunas de sus clases. Hay que leer a Manuel Zapata Olivella.
Mar(60274)21 de mayo de 2025 - 04:10 a. m.
Excelente columna.
Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)20 de mayo de 2025 - 08:16 p. m.
Como decia un amigo maestro. A descutir con los propios estudiantes el interesante tema de la IA, a ponernos al día con ellos en ese tema. Ese es parte del diálogo
Mario Giraldo(196)20 de mayo de 2025 - 07:00 p. m.
MAnuel Zapata es un heroe desconocido de la historia nacional del siglo 20, por el conocemos una Colombia que se ve de lejos en nuestra mentalidad mestiza y limitada.
Jose Rafael Martinez Estrella(74359)20 de mayo de 2025 - 05:31 p. m.
Excelente columna, la lectura en grupo nos ayuda a la comprensión y reflexión. Señor Atenas destila odio y amargura.
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