“¿Es que usté le hace caso a Uribe y no al papa Francisco?”, le dijo una amiga a su hermano a ver si le hacía cambiar el voto.
Contó que la noticia del premio Nobel para el presidente Santos la ayudó a salir de la desolación por el triunfo del No, pero que había decidido confesarse: “Acúsame padre de que por el No odio a Uribe”. “Y quién no”, le dijo el cura.
Que no sumen a esta paisa de 85 años con los creyentes a quienes Ordóñez les atribuye el triunfo de su bando. Ella es risueña, amable, tolerante y con una capacidad infinita para el perdón. Buena seguidora de Cristo, y no como los del otro lado que retrató un video de Noticias Uno: de ganar el Sí, se comprometían a abandonar sus biblias, para empuñar sus ametralladoras.
El exministro Fernando Londoño ratifica ser parte de esos odiadores al usar las palabras “una tal Rigoberta Menchú” para descalificar a esa indígena guatemalteca luchadora por la paz, laureada con el Nobel en 1992. Además apostrofó del galardón de Santos diciendo que “lo metieron en una lista no se sabe si para ensalzarlo o humillarlo”. Ni el proceso de paz con los paramilitares, ni los llamados en pro de atemperar el lenguaje han hecho mella en quien como ministro de Justicia y encargado del Interior, en 2002 sostuviera que “El Estado Social de Derecho, esa entelequia que preside toda la Constitución de 1991, condena al país a la disolución... y ha sido pieza fundamental para fortalecer la subversión [...porque] cuatro guerrilleros recién bajados del monte, […] metieron en el articulado sus manazas inexpertas, tintas todavía en la sangre de sus víctimas”**.
Con estos tintos que ahora parecen llevar a una unidad nacional entre élites excluyentes, hay que recordar que, en su primer gobierno, una de las ilusiones del entonces jefe de Londoño era reinstaurar la Constitución de 1886. Hoy él mismo hace gala de racismo al descalificar a las civilizaciones africanas en calidad “tribus” desinstitucionalizadas, y en Blu Radio corrige el triunfalismo y la arrogancia del exgerente del No por mentir, pero de inmediato volver a hacerlo, ¡caracterizando el acuerdo de paz como vía hacia el socialismo del siglo XXI y peligro para la vida en familia!
Que no hubo asesores del Brasil para la campaña por el No, pero en el mismo video de Noticias Uno aparece Eugenio Trujillo despotricando del acuerdo de paz ante los brasileños de Tradición, Familia y Propiedad. Lo que sucede allá desde el derrocamiento de Dilma Rousseff bien puede inspirar a un ala de esa nueva unidad nacional: profundización de la polarización mintiendo; exterminio de las religiones de matriz africana; baños aparte para gente negra; desmonte progresivo de los derechos de las comunidades negras quilombolas, y prohibición de pedagogías sobre diversidad de género, entre otros oprobios.
* Fundador, Grupo de estudios afrocolombianos, Universidad Nacional.
**Danilo Rojas. Al Derecho y al Revés. UN Periódico, N° 37, agosto 28, pp.: 6, 7. Bogotá: Unimedios, Universidad Nacional de Colombia. 2002.
