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AHORA A LOS PROCESOS PARA HACER patria les añadieron el uso a discreción que tropas y contratistas norteamericanos les darán a siete bases militares colombianas.
Esta opción ya quedó definida como inobjetable, como ha sucedido con otros dispositivos para la supuesta redención nacional: la segunda reelección; el TLC con los Estados Unidos; las recompensas por delación, así destilen falsos positivos; las chuzadas del DAS a magistrados y opositores; las palmas de aceite a costa de territorios afrocolombianos, así como la animosidad contra Chávez, Correa y Morales.
Los medios protagonizan la exaltación nacional a costa de agravar tensiones con los vecinos, como lo evidenció la transmisión de Unasur que hizo Caracol Radio. De las 10 de la mañana en adelante, Gustavo Gómez y Frank Solano trivializaron intervenciones que no fueran las de Uribe. Omitiendo el que la lengua materna de Evo Morales fuera el aimara y no el castellano, redujeron su presentación a la equivocación que había cometido al decir “Sanabria” en vez de “zanahoria”. Les dieron prioridad a las profundas disertaciones que Solano hacía sobre la valentía de Juanes porque ofrecería un concierto en la Plaza de la Revolución de La Habana o acerca de las trampas que le hicieron a la representante de Puerto Rico en un reinado internacional de belleza. Por fortuna, un oyente objetó esa manipulación y fue posible oírle al mandatario boliviano ese universalismo que uno añora cuando ratifica el discurso opuesto de quien luego de siete años persiste en venderle a la comunidad internacional nuestros problemas domésticos, sin alterar la semántica del terrorismo. Evo estaba enterado de cómo Uribe violaba la Constitución al no someter el nuevo tratado de cooperación con los Estados Unidos a discusión en el Congreso colombiano. En ese sentido Morales pecaba por ingenuo, lo cual no sucedió cuando reclamó que los discursos presidenciales colombianos omitieran crisis humanitarias como las del pueblo indígena Awá, cuya nueva, vergonzosa y condenable masacre había tenido lugar a pocas horas de que se iniciaran las sesiones de Bariloche.
Difícil no preguntarse si esos locutores se habrían atrevido a ridiculizar a Gonzalo Sánchez de Losada y Sánchez Bustamante. Siguen siendo muy valoradas alcurnias como la que ese antecesor de Evo Morales resalta apellidándose según la antigua usanza de los hidalgos españoles. No hace mucho, en su columna de El Mundo, Sergio Esteban Vélez destacaba cómo al don de mando de Uribe Vélez lo determinaban los genes heredados de Ricardo Corazón de León, amén de los que dizque recibió del Cid Campeador, responsables de “[…] la entrega de Uribe a la lucha contra los enemigos de la patria”. En vez de leer objeciones a estas perlas racistas, es posible que debamos esperar que a la idea de patria le añadan otra adhesión inobjetable, la del culto a la pureza de la sangre presidencial. Ese procedimiento no sólo consistiría en una justificación adicional para el tercer mandato de Uribe, sino para su perpetuación eterna y redentora.
Posdata: el 5 de septiembre por la noche arrojaron una granada en el parque San Antonio de Medellín, donde confluye la colonia afrochocoana de esa ciudad. Ojalá ese incidente ni tenga móviles de limpieza racial, ni sea el preámbulo de otras tragedias de ese tipo.
*Grupo de Estudios Afrocolombianos Universidad Nacional.
