
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El 5 de enero, los “Historiadores por la Paz y la Democracia” (Historians for Peace and Democracy) hicieron pública una resolución que condena lo que para las Naciones Unidas ya consiste en escolasticidio, debido a la ofensiva israelí en Gaza. Llevaron el documento a la reunión anual de la American Historical Association (AHA), 428 de cuyos miembros la apoyaron y 88 la rechazaron. Manifestaciones comparables han surgido de las asociaciones norteamericanas de antropólogos, sociólogos, psicólogos, bibliotecarios y de estudiosos del Oriente Medio.
Los denunciantes argumentan que, desde octubre de 2023, mientras el gobierno de los Estados Unidos les ha transferido a las Fuerzas de Defensa Israelíes doce y medio billones de dólares, estas han acabado con la vida de 261 maestras y maestros de primaria y secundaria, así como con las de 95 profesores universitarios. Asimismo, han dejado a 625.000 niños sin educación luego de haber arrasado con el 80 % de la infraestructura académica, incluyendo doce campos universitarios, los archivos históricos, las bibliotecas, los centros culturales, los museos, las librerías, 195 lugares de la memoria, 227 mezquitas, tres iglesias y la biblioteca de la Universidad de al-Aqsa, que preservaba documentos y materiales esenciales para la historia y la cultura de Gaza. En consecuencia, esos académicos hacen explícita tanto la exigencia por un inmediato cese al fuego, como el compromiso con la reconstrucción del sistema palestino de educación.
En el New York Times, la columnista Pamela Paul objetó la resolución porque esos científicos no debían inmiscuirse en política, sino concentrarse en investigaciones propias de su misión, como el estudio de la grave disminución de postulantes a la carrera de historia. En el transcurso de las ciencias sociales y humanas ha sido frecuente que a esa alternativa no se la considere de carácter político y que a la objetividad se la equipare con la neutralidad valorativa. Recurrir a esa entelequia es consecuente con la actual derechización global. Además de las intromisiones de Elon Musk a favor del pro nazi partido AfD (Alternativa por Alemania) o de la impunidad que Meta les amparará a embusteros y ultrajadores, el 10 de enero, Democracy Now se refirió a dos casos que corroboran esa predisposición. En primer lugar, el New York Times se rehusó a publicar un anuncio que pagaba el “Comité al Servicio de Amigos Americanos” (American Friends Service Committee), afiliado con la religión de ultrapacifistas cuáqueros: denunciaba y condenaba el genocidio palestino. El periódico argumentó que había dudas legales y opiniones contradictorias sobre la ejecución de ese crimen. El otro caso es el de la sanción que la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos le impuso a la Corte Penal Internacional debido a la orden de arresto que ella emitió contra el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el exjefe militar Yoav Gallant por crímenes contra la humanidad. 45 demócratas se unieron al voto de 198 republicanos y aprobaron el llamado “Illegitimate Court Counteraction Act” (Ley de Contrarrestación de Tribunales Ilegítimos).
Nuestro medio también es afecto al neutralismo. Los profesores Jenny Pearce y Juan David Velasco han identificado una élite de unos 70 economistas, más que todo hombres blancos, egresados de la Universidad de los Andes con posgrados anglosajones, quienes, a lo largo de los últimos 40 años, han trazado las rutas del desarrollo nacional. Su alegada objetividad le ha tendido un cerco a la diversificación de propuestas sobre políticas para alcanzar el bienestar de los pueblos, y de esa manera ha contribuido a un escolasticidio sin armas. Además, ese corral de orientaciones de ética y pensamiento ha influido sobre la desigualdad, la cual, a su vez, sobresale en los diagnósticos sobre las causas del conflicto armado, a su turno origen de escolasticidio por destierro o asesinato de maestras y maestros, coerción armada contra su libertad docente y destrucción de sus aulas.
El escolasticidio crecerá. Como cabeza del Departamento de Eficiencia Gubernamental, es bien plausible que Musk implemente el Proyecto 2025 en lo que tiene que ver con la atrición de la Secretaría de Educación y el sistema de educación pública. De ahí los aplausos por la reducción del Estado argentino que ha implementado Milei, cuya propagación por el resto del continente, con seguridad, recibirá apoyo del trumpismo.
*Miembro fundador, Grupo de Estudios Afrocolombianos, Universidad Nacional.