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Mumbet, libertaria

Jaime Arocha
21 de mayo de 2024 - 05:00 a. m.

Bartholomew Cobble es una reserva forestal de Sheffield, estado de Massachusetts. Luego de recorrerla y fotografiar sus rocas, helechos y flores, llegamos a una explanada amplia. Nuestra guía, la fotógrafa e historiadora Margaret Moulton, tía política de mi hija Tatiana, nos indicó que durante el siglo XVIII esa extensión era parte del latifundio del coronel John Ashley, a cuya esposa Hannah la recuerdan por la crueldad que ejercía contra sus esclavas. Una de ellas se llamaba Lizzy, y sin permiso, tomó un sobrado de levadura para hacer pan. Enterada del insignificante abuso, el “ama”, entró a la cocina, agarró una pala que estaba al rojo vivo y se abalanzó contra Lizzy. Su hermana Mumbet se interpuso, recibió el golpe y la quemadura en un brazo. A la señora Hannah ella no le ocultaba su profunda herida, al mismo tiempo que la humillaba preguntándole: “¿cuál de las dos es el ama y cuál la esclava?”¹.

En la casa de Ashley se congregaba un grupo de intelectuales blancos preocupados por las políticas coloniales británicas, quienes terminaron acordando el articulado al cual el abogado Theodore Sedgwick le dio la forma de lo que se conoció como las Resoluciones de Sheffield, publicadas el 18 de febrero de 1773². Mumbet no dejaba de oírlos a hurtadillas, y aunque no sabía ni leer ni escribir, apelaba a su ingenio y memoria para grabarse el sentido de esas resoluciones. La que más la impactó decía que “Los humanos³ en estado natural son iguales, libres e independientes unos de otros, y tienen el derecho al disfrute irrefutable de su libertad y propiedad”. Con esa idea en mente, aproximó al abogado Sedgwick y le dijo: “No soy un bicho bobo; la ley, ¿no me dará la libertad?” Así comenzó la demanda a favor de la liberación de Mumbet y de otro esclavo, Bromm, cuyo reclutamiento dentro del caso daría al traste con una percepción de debilidad asociada a que la demandante fuera una sola mujer. El alegato se basó en que Ashley carecía de documentos que acreditaran la propiedad sobre Mumbet. Junto con su hermana, Mumbet había sido el regalo de matrimonio con el cual los padres de Hannah le habían hecho honor a Ashley. Sin embargo, la sentencia tuvo el valor adicional de demostrar la incompatibilidad entre el ideal de libertad que inspiraba a la nueva constitución de Massachusetts y la esclavitud.

Una vez libre, Mumbet optó por un nombre que realzara su nueva condición, Elizabeth Freedom. A los cuatro vientos decía: “Mientras fui esclava, si me hubieran ofrecido un minuto de libertad con la condición de que moriría cuando terminara, lo habría aprovechado tan solo para permanecer un minuto en la tierra de Dios como mujer libre”.

Pese a los ofrecimientos de Ashley, Mumbet se fue para la casa de Sedgwick dónde se desempeñó como empleada libre con sueldo. Como institutriz, partera y curandera logró ingresos que le permitieron comprar una casa para ella y sus hijos. Murió el 28 de diciembre de 1829 en Stockbridge, Massachusetts.

Al otro día mientras recorríamos el centro de Great Barrington, ¡cuál sería mi sorpresa al hallarme ante murales celebratorios de nacimiento en esa ciudad de W.E.B Dubois, quizás el intelectual y activista afroamericano más respetado y reconocido! Citaban parte de sus pensamientos: “Creo en la libertad para todos los hombres; en el espacio para que… crezcan sus almas; en el derecho a … votar; en la libertad para …viajar en tren sin que el color los maldiga; pensar, soñar, trabajar como lo harían en el reino de Dios y del amor”. Esas y otras ideas de Dubois nacieron de historias de heroínas como Mumbet. Haberlos encontrado a ambos de manera tan inesperada consistió en una especie de bálsamo contra la desesperanza por el hasta ahora indetenible genocidio palestino o el actual enturbiamiento de la democracia.

* Miembro fundador, Grupo de Estudios Afrocolombianos, Universidad Nacional. Director, Nueva Revista Colombiana de Folclor

¹ Palabras de Margaret Moulton complementadas mediante https://elizabethfreemancenter.org/mumbet/ y https://www.womenshistory.org/education-resources/biographies/elizabeth-freeman

² https://en.wikipedia.org/wiki/Sheffield_Declaration

³ El original dice “mankind”, que en inglés es plural.

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Atenas(06773)21 de mayo de 2024 - 02:18 p. m.
Este Jeremías de la raza negra no pierde oportunidad pa mostrar las heridas de tan lamentables hechos q’ en USA ya son historia en el camino de superar tan repudiables acontecimientos, y a tal punto q’ los repasan en cine, documentales y escritos, única forma de expiarlos o resarcirlos.Y uno q’ vive aquí cómo lo observa con frecuencia, cosa q’ admiro cual parte de su grandeza.Y este llorica, sin razón ninguna, ata lo q’ cuenta con la merecida reacción de Israel contra la yihad islámica.Atenas.
  • Jorge(52599)21 de mayo de 2024 - 07:11 p. m.
    Jejejeje... Atenas, sublime Atenas, hagame un favor: ¿Qué ha escrito, publicado, expuesto, usted sobre el tema de la columna que trata de críticar? Gracias, de antemano buen hombre, por su respuesta.
Constanza(d23tl)21 de mayo de 2024 - 01:56 p. m.
Muy paradójica está columna, encontrar la libertad en la tierra del oprobio es típico de intelectuales como Arocha, pareciera que no constata el racismo estructural tan visible en las ciudades USA, ni la nueva esclavitud que sufre tanta gente
Leonardo(69374)21 de mayo de 2024 - 01:00 p. m.
Hubo un ministro de cuyo nombre no quiero acordarme que dijo, recorriendo la selva, "no había humanos, solo índigenas"!!! Menos mal se me olvidó el nombre de este funesto funcionario público.
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