Los colonizadores belgas frustraron la carrera ceremonial del nganga (sacerdote) Mandala Mankunku, héroe de la novela El fuego de los orígenes, de Emanuel Dongala.
Refugiado en la ciudad, Mankunku se volvió maquinista, por lo cual comenzó a llamarse Massini Mupepe. Gracias a su locomotora divulgó las hazañas de una santa seductora, fértil y subversora del catolicismo impuesto, quien hizo tambalear el régimen europeo. En Colombia, el paralelo de Mankunku es Petronio Álvarez, quien recogió, compuso y divulgó afromúsicas, las cuales, de acuerdo con el sociólogo Ángel Quintero, nunca están terminadas, porque consisten en diálogos abiertos entre los músicos que las reinterpretan y recrean dentro de opciones flexibles con respecto al arreglo piramidal y estratificado de las músicas occidentales. Constituyen ámbitos de emotividad cuya expresión depende de cómo los intérpretes interactúen con bailarines, pero sobre todo con bailarinas que contonean con soltura caderas y hombros, en vez de poner la espina dorsal rígida, como sucede en el ballet.
El XV festival en honor a nuestro músico-maquinista comenzará la semana entrante en Cali. Convocará a artistas educados dentro de esas heterodoxias de matriz africana, las cuales, sin duda, han contribuido con aquella subversión cotidiana, a veces silenciosa, pero siempre alegre, de la cual depende una corporalidad descentrada, abierta y libre que ha sido combatida por obispos y políticos machistas. No dudo en conectarla con esa realidad tan chocante para la ortodoxia, consistente en el control creciente que las mujeres ejercen sobre sus cuerpos y la manera autónoma y fluida como los manejan.
Será mi primera vez como partícipe en esa fiesta de la gente del Afropacífico. Estudiantes que hoy hacen sus posgrados sobre las afromúsicas siempre consideraron que el Petronio había sido un hito en su adiestramiento, no tanto por los concursos, sino por los intercambios de melodía y ritmo que sostenían con otros participantes en escenarios tan informales como los de los corredores de los hoteles donde se alojaban. También porque el festival les permitía sumergirse en otros aspectos de las culturas de esa región, gracias a las fiestas paralelas alrededor de diversas clases de comida y bebida, de las artes plásticas y de la espiritualidad. Así, para el 23 de agosto a las seis de la tarde, el Museo de Arte Religioso de Cali auspiciará una procesión por el Centro Histórico de la ciudad, con la representación de ocho de sus colonias afrodescendientes, las cuales tomarán parte en una de esas misas que entidades como la Pastoral Afrocolombiana han ideado para vincular sensualidades y erotismos que para Occidente son profanos, pero que para la gente de ascendencia africana hacen parte de la sacralidad de sus vidas.
En fin, se tratará de una expresión de esa civilización afrocolombiana que contrarrestará las manifestaciones de machismo y patanería que Bolillo y el expresidente Uribe aspiran a volver cotidianas. El docente afrocaribeño Nicolás Contreras promueve la campaña de no consumir cerveza Águila para que uno de los patrocinadores de la selección de mayores se decida a asumir una posición menos complaciente con la tendencia que infortunadamente ha recibido el respaldo de dirigentes deportivos, representantes a la Cámara y ciudadanos del común.