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¿Quién los mató? Es el video de Jhonny Hendrix Hinestrosa, Nidia Góngora, Alexis Play, Junior Jein, Esteban Copete y otros artistas afro. Lo emitieron por los cinco jóvenes asesinados el 28 de agosto de 2020 en un cañaduzal de Cali. A las imágenes diáfanas, las acompañan versos cuyo poder sobrepasa al de narraciones académicas sobre azúcar, esclavización, codicia y muerte. Debido al significado que alcanzan hoy en día, los transcribo, invitando a que los lectores vean el video, cuyo vínculo incluyo.
El escenario es un cañaduzal infinito. Hábitat muerto, diría David Attenborough. Lo sobrevuela una cometa de colores. Cuando desciende, aparece un ataúd, dentro del cual los cantantes se turnan para darles voz a los cinco muertos. Entonces irrumpe un alabao al cual vigorizan salsa choke y hip-hop:
“Madre, no llegaré a la hora de la cena/Aparecí en un lugar que no era mi hogar
Me duele estar tan lejos/Oigo me están llamando
Madre, no llegaré…
Volvió el monstruo que acecha/El que despoja las tierras/Y el que pudre las cosechas/Tiene la mirada fría y carece de empatía/Su apetito es insaciable, tiene la panza vacía/No cree en edades, ni dogmas, ni formas, ni normas/Destruye lo que ve y no se conforma/Solo obedece intereses económicos/Infunde el miedo y entierra a soldados anónimos/Hermanos de otras madres que salieron de sus casas/Se fueron hace un día y hace años no abrazan/El monstruo llegó al cañaduzal/Quiso azúcar de la vida y dejó peste con sal/¿Por qué ser otro desaparecido?/¿Por qué darlo todo por perdido?/¿Por qué cambiar mi nombre y apellido?/¿O me quieren pasar por falso positivo?
Madre, no llegaré… (Luego de que la cámara se ha posado sobre caras de mujeres mayores, angustiadas, llorando, figuran cinco ataúdes retratados desde el aire: Los muertos visten camisetas blancas con el letrero: “Las vidas negras importan”)
… Son cinco chicos que salieron pero nunca volvieron/Uno de ellos resistió de una manera inexplicable/Para señalar el camino y que lo pudiera encontrar su madre/En medio de una escena con respuestas en potencia/Y unos cuantos que no se entendía qué hacían allí/El dolor de familiares impulsados por el miedo/Queriendo llevar sus hijos sin saber si podían salir/Con vida a contarle al mundo lo sucedido/Si esta madre no se atreve, todo estaría perdido/Y estaría en archivo y otra historia pa’ contar/Del país con la clase obrera que se muere en la impunidad
Sangre/Hay sangre en manos ajenas/Si me convierto en canción/Solo recuérdame feliz/Aquí no pasa el tiempo/No hay pena o sufrimiento/Ahora soy yo quien va a escandalizarse/Con la fuerza de los gritos de Ruby Cortés en los cañaduzales/Le exijo justicia que este caso se aclare/Y que ya no quede impune como casi siempre lo hacen
Nada/La vida de los negros no vale nada/Lo primero que dicen es que “Andaban en cosas raras”/Como Jean Paul, Jair, Leyder, Álvaro y Fernando/Somos víctimas del sistema y del abandono del estado/Pero el pueblo no se rinde, ¡Carajo!
…
El llanto de una madre hace más eco que una bala/No más farsas, ni fachas/No se olvida el dolor de las madres de Soacha
¿Quién los mató?/Hasta cuándo esta vida cobra vidas inocentes/Madre, no llegaré…Aparecí en un lugar que no era mi hogar/Dicen que ven mi cuerpo/Oigo me están llorando
(Sobre un trasfondo de filas de caña, a la noche la comienzan a iluminar miles de velas y luceros)
Madre, ¿Te acuerdas que te hablé de las estrellas?/Hoy ellas están aquí/Hay muchas otras junto a mi/Y todas van volando/Se van surcando en lo alto”.
* Profesor, Programa de Antropología, Universidad Externado de Colombia.
