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Racismo edulcorado

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Jaime Arocha
04 de junio de 2024 - 05:00 a. m.
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El pasado 28 de mayo, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) convocó a intelectuales de ascendencia africana, y a otros estudiosos del mundo afro. Les pidió alternativas para superar el déficit que existe desde su fundación en cuanto a investigaciones y publicaciones sobre los pueblos de ascendencia africana. La convocatoria la sustentaba el artículo 43 de la Ley 70 de 1993:

“De conformidad con lo previsto en el ordinal 10 del artículo 150 de la Constitución Política, revístese al presidente de la República de facultades extraordinarias para que, dentro del término de tres (3) meses … reestructure el Instituto Colombiano de Antropología … con el propósito de que incorpore dentro de sus estatutos básicos, funciones y organización interna los mecanismos necesarios para promover y realizar programas de investigación de la cultura afrocolombiana”.

Además de esos 30 años de retraso, la reunión respondía a un suceso indignante que tuvo lugar a finales de 2023. A la antropóloga Rudy Amanda Hurtado Garcés la excluyeron como protagonista de una conmemoración que ella venía liderando: los 100 años del nacimiento del pionero de la antropología negra Aquiles Escalante Polo, autor de obras tan reconocidas como “La minería del hambre” y “El Palenque de San Basilio”. Estudiantes de Antropología de varias universidades realizaron frente al ICANH un plantón contra lo que para ellos y ellas consistía en racismo institucional. Pese al propósito de enmienda ofrecido, hoy sigue aplazada la reedición del libro quizás más clásico de Escalante, “El negro en Colombia”.

La directora y el subdirector del ICANH así como otros tres investigadores han hecho trabajo de terreno sobre gente negra, ya sea para sus tesis o el ejercicio profesional. No obstante, aún adolece de robustez la aproximación institucional del ICANH a las Afrocolombias. De las objeciones y posibles soluciones expuestas impactó la de Darío Vásquez, miembro del Observatorio de Discriminación Racial del Proceso de Comunidades Negras, la Universidad de los Andes y Dejusticia. Habló de la “encuesta interna sobre percepciones de racismo en el ICANH”, cuyas dos últimas etapas se mantienen en una pausa que quizás dependa de que la primera de ellas sí dio indicios de racismo institucional.

Ese día al menos dos episodios evidenciaron tal descalabro. Uno de los miembros del instituto, quien ha trabajado en el sur del Valle, menospreció a una audiencia experta de mayoría afrocolombiana con unas lecciones sobre racismo que incluían la tesis de que este consistía en un ¡desentendimiento social! El segundo ocurrió por fuera de las sesiones formales, cuando otro investigador del ICANH sostuvo que los raizales hablan un mal inglés difícil de entender. La divulgación de este estereotipo es inadmisible para quien hace parte de la institución decana de la antropología, así sea usual oírselos a quienes regresan de San Andrés, luego de que tan solo se hubieran asoleado en las playas privadas de sus hoteles.

Quizás no estemos ante ese racismo explícito, fácil de condenar por su violencia y brutalidad, sino frente a una cepa muy contagiosa por su “baja intensidad”. El escritor keniano Ngũgĩ wa Thiong’o la identificó en la novela Memorias de África de Karen Blixen. Para él, esa autora “amaba a los africanos de la misma manera que amas a una mascota”¹. ¿Cómo hacerle frente a un virus cuya insidia depende de que, imbuido de condescendencia, su portador niegue que está infectado? Quienes iniciaron un camino antirracista comenzaron preguntándose si eran racistas. De ahí pasaron a reflexiones cotidianas, autocríticas honestas pero en especial dolorosas sobre sus percepciones y prejuicios. Ese proceso involucraría recomendaciones como las que Irene Vallejo tomó de Pericles acerca de las cualidades del buen líder: no basta con que él tenga ideas sobre lo que conviene hacer, sino que sepa “explicarlas con claridad para convencer”². En nuestro caso, ese convencimiento también debe involucrar las huellas de africanía, de tal modo que las lecciones necesarias lleven a superar la trivialización de las afroestéticas con el fin de impulsar el turismo o la promoción, entre otras, de la marca Colombia.

* Miembro fundador, Grupo de Estudios Afrocolombianos, Universidad Nacional. Director, “Nueva Revista Colombiana de Folclor”.

¹ Peña, Javier. 2023. “Karen Blixen”, episodio 13 del podcast “Grandes infelices”.

² Vallejo, Irene. 2024. “Frágil democracia” en “Alguien habló de nosotros”. Penguin Random House, pág. 80.

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Atenas(06773)04 de junio de 2024 - 09:23 p. m.
Si entre las negritudes mismas no se ponen de acuerdo pa desarrollar la lucha por unas reivindicaciones q’ servirían a todos por igual, ¿qué puede esperarse q’ ocurra en esos otros espacios o escenarios q’ por antonomasia son racistas?Atenas.
jorge(3766)04 de junio de 2024 - 04:01 p. m.
Y a fin de cuentas pa que sirve el ICANH, si no, para impedir que familias con bienes declarados patrimonio y sin ningún recurso para sostenerlos, ni habitarlos, los vean sometidos a la ruina y el detrimento patrimonial.
Carlos(92784)04 de junio de 2024 - 02:05 p. m.
Con todo mi respeto por el Sr Arocha pregunto porque su escrito sobre racismo solo incluye a los Afros sin hacer mención alguna a los Indígenas, víctimas iguales de esa tara social.
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