Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Y seguimos tocando

Jaime Arocha

30 de julio de 2018 - 11:00 p. m.

El 22 de julio asesinaron a Ángel Marino Beltrán. Fueron sicarios en un parque de Timbiquí. Además de miembro del ensamble Socavón, “… fue el creador de instrumentos musicales, profesor en los semilleros de la marimba en Iscuandé, Nariño, desde el año 2011 y de la escuela de música Gregorio Preciado, en el Cauca, en 2012” . En casa, el homenaje ha consistido en oír la música de un grupo del cual también hizo parte la afamada cantaora Nidia Góngora.

PUBLICIDAD

Sardinitas es una rumba divertida sobre el recorrido de una pescadora desde el Cauca hasta Bahía Solano y Buenaventura. Ensaya caña, carretel y troles, pero sus grandes capturas siempre se le escapan, dejando en veremos la ilusión de acompañarlas con banano, plátano asado y papachina. Por fortuna, en Sabaletas sí la salvan las sardinas.

Hay un bambuco viejo acerca de cómo los protagonistas deben apurá ligero para alcanzar al parto de misiá María. Con todo y la prisa, llegan para constatar que el niño nació bonito y que la mamá lava los pañales en el río. Mayeya es una comadre que saca pianguas del manglar y a quien le aconsejan: “Metete al barrial a coger cangrejo, ¡Ay, Mayeya!”. Hasta hay un Ratón que al verse atrapado en la trampa le suplica a una lora: “Sáquenme de aquí que me voy a morir”.

Como sucede con otros de la misma región, la música y cantos de marimba hablan de la vida libre y sabrosa de personas tejidas con selvas y ríos. Su vitalidad ha dependido de aquella agricultura que no arrasa todos los árboles, sino que conserva parte de ellos. Sus ramas han abrigado cultivos que reproducían las características del bosque húmedo al entreverar siembras de arroz con maíz y yuca o plátano con borojó. No obstante, llegaron retroexcavadoras y dragas devastando el paisaje y llenando las aguas de mercurio. También, los narcos con su violencia para que los campesinos derribaran montes bravos y alzaos y solo metieran matas de coca.

Read more!

Nidia Córdoba habla de los efectos de esos cambios en Timbiquí. En su infancia nadar en el río era un goce que competía con el de cantar. Ahora no se arriesga a que el agua le dañe la piel, como le sucedió a su amiga Paola Gómez**. De ahí que a los promotores del ecocidio los urtiquen los mensajes de currulaos y jugas tradicionales. Son vehículos de disidencias culturales que desde el siglo XIX han exasperado a intelectuales de élite y a curas que hasta se han valido del secreto de confesión para echar las marimbas al agua***. Nidia sabe de esa historia, de modo que se afianza en sus “valores de crianza” y cantando expresa su descontento. Es consciente de que blande un arma cultural que pone en riesgo su seguridad personal cuando visita a su natal Timbiquí desde Cali. En 2017 estalló una bomba mientras ella actuaba como jurado de las audiciones zonales que anteceden al Festival Petronio Álvarez de Música del Pacífico. Pero no se amilanó, y más bien sacó esa especie de Baileys tradicional llamado arrechón, se lo ofreció a los músicos, “y seguimos tocando”.

* Miembro fundador, Grupo de Estudios Afrocolombianos, Universidad Nacional.
**Muñoz, Harold. 2018. No soy cantante, soy cantora. Colombia negra. Arcadia Nº 154, págs.: 10-14.
***Agier, Michel. 1999. El carnaval del diablo y la marimba: identidad y ritual en Tumaco. En, Tumaco haciendo ciudad , editado por M. Agier, M Álvarez, O Hoffmann y E Restrepo. Bogotá: ICAN, IRD y U. del Valle, pags: 197-244.

Read more!

Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.