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El actual gobierno británico ha retomado el objetivo de la política: el bienestar de las personas y la defensa de los derechos humanos, sin desconocer la importancia de la economía en favor de la sociedad y la competitividad del Reino Unido.
Por lo contrario, el saliente primer ministro Rishi Sunak, pese a ser hijo de migrantes, veía en los solicitantes de asilo una amenaza para el pueblo británico, por lo que propuso expulsarlos en vuelos a Ruanda, disminuyó el número de visados y el derecho a la reagrupación familiar.
Tras la administración de Sunak finalizaron 14 años de gobiernos conservadores que, entre otras medidas, consolidaron la salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo que ha traído grandes perjuicios económicos a las familias británicas.
Afortunadamente, el nuevo primer ministro laborista, Keir Starmer, en su primera reunión de gabinete eliminó el Plan Ruanda y colocó el servicio público en el centro de su agenda.
El escenario se alteró gravemente con el crimen cometido por un adolescente británico, nacido en Cardiff, capital de Gales, hijo menor de una familia originaria de Ruanda (país con un 97 % de creencia cristiana) y que padece un trastorno autista. El joven apuñaló mortalmente a tres niñas de nueve, siete y seis años, que asistían a clases de baile con música de Taylor Swift, e hirió gravemente a otras ocho niñas más y un adulto. Fue un tragedia utilizada por la ultraderecha para crear una gran campaña de desinformación.
Los radicales ultras a través de X, WhatsApp y Telegram emitieron mensajes de falsa culpabilidad y odio contra la población musulmana e instigaron la quema hoteles en donde se hospedaban familias solicitantes de asilo.
Los autores de estos disturbios fueron cientos de manifestantes de Reform UK, partido populista de derechas y el tercero más votado, quienes ven en la población extranjera la causa de la pobreza, el desempleo y la ausencia de futuro de un sector de la sociedad británica. Esto desconoce que esta situación se debe en parte a la deslocalización de las industrias británicas que se trasladaron al sudeste asiático.
Por tanto, culpar la inmigración de las consecuencias de sucesivas políticas gubernamentales fallidas es injusto. Ante esto, el primer ministro Starmer denunció públicamente el matoneo de la ultraderecha contra la población extranjera y profesante musulmana. Es un monstruo que crece en Europa, amenaza con cruzar el Atlántico y ebulle en Medio Oriente.
javier.nino01@javeriana.edu.co
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