
“El Ficci representó una vuelta a la necesidad de aprovechar el certamen para discutir las visiones de ciudad”: Javier Ortiz Cassiani.
Foto: EmmanuelUpegui
A finales de los años sesenta del siglo XX, la película Queimada, que se rodó en Cartagena de Indias en 1968, se convirtió en un catalizador de la discusión sobre lo patrimonial y lo que era o no era permisible en ciertos lugares considerados monumentos históricos en esta ciudad. En enero de 1969, en un par de notas de prensa para El Tiempo, Eduardo Lemaitre se quejó amargamente porque la película estaba destinada a “explotar comercialmente el odio entre negros y blancos”, precisamente en una ciudad –decía– en la que “Pedro Claver dulcificó, con sus virtudes, el rigor esclavista”. Pero lo que más incomodaba al...
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