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Ey, loco, no dispares

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Javier Ortiz Cassiani
29 de septiembre de 2022 - 05:30 a. m.
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Tal vez, solo tal vez, le dijo al fotógrafo que le tomó aquella fotografía, con su voz de tenor costeño: “Ajá, loco, dispara”. Recordé ese retrato de Alfredo Correa de Andréis, que logra captar su condición de animal grande, bacán y bueno, el pasado 3 de septiembre cuando llegó a Colombia, deportado desde Estados Unidos, el ex subdirector del DAS, Javier Valle Anaya, quien fue condenado por el homicidio de este querido y carismático profesor.

Desde el año 2011, Valle Anaya tenía circular roja de la Interpol para dar con su paradero. En la sentencia condenatoria quedan en evidencia los nexos con el paramilitarismo y el dolo con el que se actuó. A Correa de Andréis lo capturaron y lo mantuvieron privado de la libertad en los calabozos del DAS en Cartagena usando como fundamento un documento en el que se le señalaba de guerrillero. Valle Anaya se encargó de la elaboración de dicho informe lleno de testimonios clonados (copiados de otros procesos), información falsa e irregular, producto de una investigación amañada que le compartió al entonces fiscal Demóstenes Camargo y este, a su vez, participó en la perversa encrucijada que entre el Estado y las Auc le hicieron al profesor Correa hasta acabar con su vida.

Sobre la carrera 53 de Barranquilla llegó el sicario que acabó con la vida del escolta y luego con la del profesor. Para entonces Valle Anaya era apenas un investigador, pero inmediatamente fue promovido a director del DAS del departamento del Magdalena. El fiscal Demóstenes Camargo también recibió una suerte de honores con su promoción a pesar de que ha dicho que “la razón por la que se precluyó la investigación en favor de Correa de Andréis fue por su muerte, no porque se demostrara que fuera inocente, solo por su muerte, pues la investigación aún seguía desarrollándose y si se hubieran practicado todas las pruebas que faltaban otra habría sido la situación”. Es decir, pese a que quedó demostrada la perversa alianza entre el Estado y las Auc para enlodar el nombre de Correa de Andréis, estigmatizarlo, hostigarlo judicialmente, privarlo de la libertad injustamente y asesinarlo, el fiscal de marras se ratificó.

Después de la condena a Jorge Noguera, director del DAS de entonces, el fallo y captura de Valle Anaya, el fallo contra la Fiscalía, es importante seguir comprendiendo el universo de actores que hicieron parte de estas estructuras que tanto daño le causaron al país. Alfredo Correa de Andréis era un defensor de derechos humanos, un docente, un investigador sobre temas de desplazamiento. ¿Por qué su nombre hizo parte de esta lista de exterminio? ¿Cómo operaba? ¿Quién daba la orden? Durante su encierro en el DAS en Cartagena, el profesor Correa le mandó una carta al entonces presidente, Álvaro Uribe. Nunca le respondió.

Cada tanto algún columnista o periodista recordaba a Alfredo Correa de Andréis en la prensa y hasta el Estado colombiano pidió perdón a la familia en un acto realizado en el mismo lugar donde lo asesinaron, pero pasaron varios gobiernos desde aquel crimen infame y ninguno de los mandatarios de turno se preocupó por la captura de Valle Anaya. Y esto no puede tomarse sino como falta de interés porque apenas había transcurrido un mes desde la posesión del nuevo gobierno cuando uno de los culpables ya estaba siendo deportado a Colombia, pese a que –como he dicho– desde hace 11 años se había establecido circular roja de la Interpol sobre Valle Anaya.

No tengo certeza si cuando le tomaron aquel retrato de mis recuerdos invitó al fotógrafo a disparar su cámara. Eso es mera especulación, lo que sí sé es que el 17 de septiembre de 2004, en la calle 53 de Barranquilla, le dijo al sicario que lo iba a matar, sin perder la bacanería en medio del terror por la muerte inminente: “Ey, loco, no dispares”.

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