En los últimos tiempos las redes sociales han convertido el cumplimiento de los deberes de la administración pública en una especie de ejercicio de caridad. Lo público utiliza el mismo lenguaje, la misma narrativa –como se estila decir ahora– usada en la promoción de las acciones privadas en el cumplimento, no de ningún deber u obligación pública, sino de la vocación filántropa como parte de una iniciativa moral particular y a veces hasta religiosa. La persona que conduce su automóvil de alta gama se detiene en una calle, conversa con un vendedor, pregunta cómo van las ventas, y después de un corto y afable diálogo compra toda la...
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