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La confirmación de otros amores contrariados

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Javier Ortiz Cassiani
20 de enero de 2022 - 05:30 a. m.
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Era inevitable: la muerte de Mercedes Barcha abriría la puerta que daría paso a los rumores confirmados. Ella era el cerrojo. En vida, su hijo Rodrigo García Barcha no se habría atrevido a escribir el libro que escribió —en el que relata intimidades de la relación de sus padres y de los últimos días del Nobel— ni sus nietos se habrían atrevido a organizar un bazar con algunas prendas de vestir del abuelo en la que ofrecieron en venta hasta los calcetines. Casi todo lo que sabíamos de Mercedes nos llegó por pluma y boca de Gabo. Ella hablaba poco, y no porque fuera una mujer sumisa; todo lo contrario, era como muchas matronas del Caribe que ejercen control sin aspavientos y dominan el mundo desde una mecedora a punta de bembeos, miradas y ceños fruncidos. No dio más de tres entrevistas y sus respuestas eran monosílabos, evasiones, frases cortas en forma de sentencias y “ajás” en todas las acepciones que tiene esta expresión en el Caribe colombiano. Lean la entrevista que le hizo Héctor Feliciano en su casa de Cartagena —la que más bien parece un monólogo del escritor y periodista boricua, aferrado al ambiente del lugar y a la actitud de Mercedes más que a sus palabras, como un intento para salvar la entrevista— y sabrán de lo que hablo.

En una de esas pocas entrevistas, la que le concedió a su cuñada Beatriz López de Barcha, que salió publicada en la revista Carrusel, de El Tiempo, el mismo día que a su marido le entregaban el Nobel, dijo: “Gabo es una persona tan especial, que todo lo tiene tan controlado: él, sus ideas. Está tan organizado mentalmente, que sabe lo que quiere y lo que tiene que hacer. Lo tiene todo medido hasta el año 3.000”. Sabemos que Gabriel García Márquez era sumamente discreto en los comentarios sobre su vida privada —alguna vez su hermano Jaime, cuando viajábamos por carretera de Cartagena a Valledupar, me contó que Gabo sellaba sus actos de infinita generosidad con la gente siempre con la misma receta: “que no se sepa”—, pero en realidad la que controlaba todo lo que de esa empresa se proyectaba hacia afuera era Mercedes. Por eso ahora que salió la noticia de Indira Cato, la hija que Gabriel García Márquez tuvo con la escritora y cineasta Susana Cato —en ese momento 33 años menor que Gabo—, uno se la imagina poniendo en la balanza la desilusión, la tristeza, la frustración, la rabia, la impotencia y el dolor de mujer traicionada con la necesidad y la importancia de mantener el escenario admirado y rentable que habían construido como pareja.

Era mucho lo que estaba en juego. Por supuesto que hubo negociación con Susana Cato. Lo sabían la familia y los amigos entrañables. Los mismos que contaban en los corrillos el secreto repitiendo la misma fórmula: “Te voy a contar una cosa, pero no se lo digas a nadie”, y finalizaban el chisme con un supuesto acto de discreción que en realidad era un regodeo infinito por depositar en la otra tremenda bomba: “Tú sabes, por consideración a Mercedes”. Lo sabían también sus más connotados biógrafos, Gerald Martin y Dasso Saldívar, y el hecho de que Saldívar decidiera poner la responsabilidad de decirlo pasado un tiempo prudente —sin duda la muerte de Mercedes era la señal— en el periodista y escritor Gustavo Tatis Guerra y no asumirlo él, demuestra la condición de papa caliente del secreto.

El patriarca, como tantos personajes que cartografió en su obra, no quedaría impune. Era inevitable: la muerte de Mercedes Barcha daría paso a que se empezaran a confirmar los rumores de otros amores contrariados.

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Maria(79747)21 de enero de 2022 - 02:00 p. m.
Gabo el escritor expuesto al chismorreo mediático y de inescrupulosos que en lugar de vivir sus vidas se la pasan husmeando entre las rendijas de las casas ajenas. Qué pereza de crónicas. Lejos de la literatura.
ERWIN(18151)21 de enero de 2022 - 12:13 a. m.
a quien le interesa esto? a nadie ..eso es del resorte intimo de la familia .. eso es chisme ..
PEDRO(90741)20 de enero de 2022 - 09:30 p. m.
Cuenta regresiva: faltan 199 días para que termine este gobierno en el que su presidente y sus “colaboradores” perdieron el control, por lo que el país no tiene rumbo y está cada vez peor.
carlos(23084)20 de enero de 2022 - 07:00 p. m.
Gabo un hombre extraordinarente ordinario,humano.
carlos(56602)20 de enero de 2022 - 04:22 p. m.
Todos pasan por alto el asunto, menos esta vieja CHISMOSA que no deja paz ni en la tumba,, LAMBONA,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,requetelambona
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