
“En la vieja Casa del Marqués de Valdehoyos solo se escuchan los sonidos ascéticos de la diplomacia a puerta cerrada”: Javier Ortiz Cassiani.
Foto: Prensa Roy Barreras
En el patio de la casa del Marqués de Valdehoyos, en Cartagena de Indias, siempre hubo sonidos. Y quizá es necesario afinar bien el oído histórico para escuchar no solo el tintineo de las cadenas, el arrastre de los grilletes, el chasquido del zurriago. No es, ni más faltaba, la negación de la infamia. Es el reconocimiento de que, pese a la infamia, no hubo un día en que aquellas personas puestas en condiciones de desventaja no buscaran la forma de que sus vidas fueran mejores; y para eso, lucharon de frente, usaron las estrategias del subterfugio, negociaron o le hicieron creer a sus amos y a los poderosos que negociaban. El...
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