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Alfredo Molano revisitado

John Galán Casanova

30 de julio de 2022 - 12:00 a. m.

Fallecido en octubre de 2019, el sociólogo Alfredo Molano es una de esas personalidades que hubiera merecido presenciar la llegada al poder de un gobierno de izquierda en Colombia, al cual seguramente habría aportado su experiencia.

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A Molano le cupo el país en la cabeza. Le entraba por los pies, los ojos y los oídos, y se le salía a través de los textos y audiovisuales en que divulgaba lo recolectado durante sus travesías. Armó sus libros buscando expresar la voz, el tono, el color y el lenguaje de los personajes que le confiaban sus historias de vida: “Quise ensayar este enfoque ―anotó en el prólogo a la segunda edición de Los años del tropel―. Dejar de tratar la violencia como una patología, para verla desde dentro, desde el ojo y el corazón de sus protagonistas y de sus víctimas […] Hablaban apasionadamente, sin objetividad, y así, ‘chorriando san­gre y lodo’, entraron en el texto. No se trataba de hacer la historia de la Violencia, sino de contar su versión”.

En una entrevista que le concedió a Guillermo González Uribe hace 26 años, a comienzos de 1996, Molano formuló planteamientos que impresionan por su vigencia y lucidez. A propósito del daño ecológico que generan los cultivos ilícitos y la fumigación, no lo negaba, pero señaló que era mínimo comparado con el impacto ocasionado por la ganadería: “Es que la expansión de la ganadería es inmediatamente desempleo y, a la vez, tumba de la selva. Yo diría que el efecto negativo de los narcocultivos es de un 5% comparado con el de la concentración de la tierra por la vía de la ganaderización, que es más bien potrerización de la tierra”.

Sobre la posibilidad de alcanzar un desarrollo rural sostenible, opinó: “Ese es un ideal que hay que sostener, algo por lo que vale la pena luchar. Pero mientras exista un sistema económico en el campo basado en la ley de la valorización, es imposible. Existe la necesidad, la urgencia de establecer impuestos a la renta y a la propiedad. […] La inexistencia de ese impuesto lo que hace es alimentar la guerra. Hay que pararle muchas bolas a esto ya, pues es la única forma de frenar la ampliación de la frontera agrícola y la recolonización”.

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Respecto a si veía una solución para esta problemática, Molano respondió: “Podría tener solución si esos problemas se llevan a las mesas de negociación con la guerrilla; tarde o temprano esa negociación se tiene que hacer. Creo también que el problema de la valorización absoluta, desmedida, sin tasas ni cortapisas de la propiedad, debería también pasar por los acuerdos de paz. No tengo dudas de que los cultivos ilícitos y la conservación del medio ambiente, que está vinculada al problema de la potrerización, pasan por las mesas de conversaciones”.

Por último, cuando González Uribe le preguntó si creía que esa negociación se realizaría en el corto plazo ―recordemos que conversaban en 1996, dieciséis años antes de iniciarse los diálogos de La Habana―, con su certera bola de cristal, Molano le dijo: “Creo que la guerra se va a generalizar durante un tiempo. Tengo la sensación de que estamos en el peor momento, aunque aún nos hace falta un poco más para llegar al fondo; sin embargo, una vez que toquemos ese fondo, si existe, comenzaremos a recuperarnos. […] El problema, el drama es que la recuperación del medio ambiente, su conservación, no es un problema de conciencia, sino de poderes, y la conciencia ambiental no posee poder político”.

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Coincidencialmente, en esa misma publicación*, Cecilia López, entonces ministra de Medio Ambiente y hoy ministra designada de Agricultura, afirmó: “nuestra meta debe ser impulsar un nuevo concepto de desarrollo, una alternativa de sociedad en la cual quepan el progreso material, el respeto por los recursos naturales y su utilización racional, y algo que es muy importante: la justicia y la equidad sociales. […] Tengo la certeza de que nos aproximamos al momento en que todos los aspectos de la vida serán repensados desde la perspectiva de la ecología. Cuando ese proceso se dé y todo se ordene en función de la conservación de la vida, muchas cosas van a cambiar”.

Visionario Molano, visionaria la ministra, en sintonía con las premisas del cambio que se avecina.

*Diversa. Revista de pensamiento ambiental. Ministerio del Medio Ambiente, Bogotá: edición 1, primer trimestre de 1996.

Por John Galán Casanova

Poeta y ensayista bogotano. Premio nacional de poesía joven Colcultura, 1993. Premio internacional de poesía "Villa de Cox", 2009.
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