Sra.
Raquel Casanova de Galán
Urbanización Bosque Celeste
La Eternidad
Hace un año, el lunes 27 de septiembre en la mañana, iba rumbo al aeropuerto para lanzar en Medellín el libro de poemas El inmortal, cuando recibí la llamada de Fernando contándome que habías fallecido, lo cual no tenía ni tiene ningún sentido: la madre de un inmortal no puede morir.
Así hayas vuelto de Pasto en una urna, sigo creyendo lo mismo. Acompañas nuestros días, sigues presente. En Girardot, los colibrís visitan las heliconias que trasplantamos. Florecen tus plantas en el balcón, maduran los mangos y el limón mandarino. Tu retrato pintado por Andrés sonríe en el comedor. El avatar del grupo familiar en WhatsApp es tu foto con bastón y aura dorada intervenida por tu nieta Laura. Y aunque hace falta colgarlos, Rafa, el novio de tu nieta Nicole, enmarcó los dibujos y mandalas que coloreaste.
En mis versos te encuentro y te visito. En el primer libro, a propósito de tu laboriosidad, aparecen “las manos de mi madre, / sus febriles oficios, / la piel áspera que suavizaba con limón / antes de dormir”. En “El oficio en casa, 2″ te invoco al referir sencillas maneras domésticas del afecto, como “Cuando las sábanas están recién planchadas / y doblarlas va abreviando a la mitad / la distancia blanca y tibia que nos separa”. Libros después concluí que “vivo en familia / en la abundancia de la soledad”.
Fíjate cómo son las cosas. Descreo de los poemas a la madre por sensibleros y quejosos. Me aterran antologías como Los mejores versos a la madre, del maestro Rogelio Echavarría. Y terminé escribiéndote un poema que se desdobló en diez durante el último tiempo que compartimos, a medida que lo escenificábamos: “Nos inclinamos / para secarte / y calzarte. // Te ayudamos / a maquillarte / y a vestirte. // Cantamos, pintamos, leemos. // Jugamos, deambulamos, oramos. // Alisamos el ser / como un guijarro” …
Un día dijiste: “¿Cuánto tiempo más así?”. Fue el comienzo del fin, y el primer verso de la última parte del poema, donde te diriges a Dios: “¿Cuánto tiempo más así? // Horas que parecen días, / días que parecen noches. […] Soy fanática de tu obra, Señor. / Agradecida, agotada, maltrecha, / reclamo tu atención. // Con tu venia / batiré las alas / y haré mutis / más allá del sol”. *
El sábado nos video-reuniremos a conmemorar tu vida. Daremos gracias por tu existencia, brindaremos, reiremos y lloraremos a tu salud. “Existe una tendencia a negar el duelo, y el duelo es tan importante como la fiesta”, afirmó la nueva ministra de Cultura en una entrevista. Tiene toda la razón: por ello haremos fiesta y duelo en tu honor. Cantaremos y bailaremos Mi pastusita, El miranchurito, Grito vagabundo, Yo me llamo cumbia, Una casita bella para ti, Colombia tierra querida, Qué bonita es esta vida, Vivir mi vida, La vida es un carnaval...
Para avivar la herida, repasaremos los videos de la abuelita que editaron las nietas. El que hizo Nicole tiene como fondo musical “Hasta la raíz”, un tema de Natalia Lafourcade que encabeza la banda sonora de nuestros últimos doce meses: “Yo te llevo dentro, / hasta la raíz, / y por más que crezca / vas a estar aquí. //Aunque yo me oculte tras la montaña, / me encuentre un campo lleno de caña, / no habrá manera, mi rayo de luna, que tú te vayas”.
La Cruz Roja adoptó “Hasta la raíz” en 2020, resignificándola en tributo a los desaparecidos en América Latina. Sobre esta composición, la amorosa Lafourcade comentó: “Esta es una canción que me recuerda la fuerza que llevo dentro; todos tenemos esa misma fuerza, esas raíces que nos sostienen y aunque nuestro árbol crezca muy grande, están ahí, existen”, lo cual remite a unas líneas de mi poema “Génesis”: “En el árbol familiar / no todos los genes son dones, / pero no hay otro lecho / en el agua de la presurosa vida”.
En su estudio, papá tiene una reproducción de tu retrato pintado por Andrés. Mientras lo veo contemplarte, recuerdo el retrato hablado que hice de la abuela Raquel visitando la tumba del abuelo Buenaventura: “Ahora / ya no comentan las noticias / del diario, de los vecinos, / pero no importa: / es una de tantas veces / en que guardaron silencio / para sentirse más cerca”. Y añado el final del poema “Del amor muerto”: “A solas con el amor, / a solas con el dolor, / ya no cabe la pregunta / por el más o por el menos. / Pudimos amar más, / pudimos amar menos”.
Buenas noches, madre. En tu memoria, tu hija e hijos –”Los dedos / de la mano nudosa y trémula / que te sostiene”–, tu esposo y nietas, nueras y yerno, la familia intensa y extensa honra tu legado.
Lo íntimo es algo que la muerte no sabe interrumpir.
*Poema completo en: https://www.abisiniareview.com/el-inmortal/