No hay poeta que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Pero poetas longevos como Nicanor Parra, Ida Vitale y Maruja Vieira se las arreglaron para transgredir, vaya usted a saber cómo, el viejo y conocido refrán.
La poesía suele otorgar a quien la cultiva la edad de las lecturas que emprenda. Leer la Ilíada te otorga veintinueve siglos; el libro de Job, el Eclesiastés o el Cantar de los Cantares, veintiséis; el Tao Te Ching, veinticinco; veintisiete el Bhagavad-gītā y ocho el Cantar de mio Cid. Así, uno lee, envejece y acumula arrugas y estrías en los párpados. La última vez que...

Por John Galán Casanova
Poeta y ensayista bogotano. Premio nacional de poesía joven Colcultura, 1993. Premio internacional de poesía "Villa de Cox", 2009.
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