Petro puntea porque polariza, por pendenciero

Jorge Gómez Pinilla
23 de agosto de 2017 - 02:00 a. m.

Gustavo Petro es alguien a quien admiro y aprecio. Lo conocí por los años en que intentamos, en compañía de mi profesor y amigo Carlos Vicente de Roux, que el Polo Democrático escogiera a María Emma Mejía como su candidata a la Alcaldía de Bogotá. (Ver foto).

Ocurrió hace diez años, en 2007. A pesar de que María Emma lo derrotaba en las encuestas, la consulta la ganó Samuel Moreno gracias a una jugada maquiavélica de Jaime Dussán: logró que el CNE definiera la consulta como interna. Esto se tradujo en que solo podían votar los afiliados a ese partido, y así sacó corriendo a los que en los estratos más altos simpatizaban con María Emma pero por nada del mundo se iban a matricular como militantes del Polo para votar por ella.

Debido a esa camisa de fuerza me afilié al Polo, voté por María Emma y unos días después me retiré dando un portazo, con una carta donde protesté por la treta que se inventó Dussán para dañarle el caminado a mi candidata: puso a votar a los profesores del Distrito que controlaba, y el resultado fue la estrepitosa alcaldía de Samuel Moreno, de la que el Polo no ha logrado reponerse. ¿Se imaginan la historia de Bogotá donde hubiera sido María Emma la alcaldesa? Pero bueno, no lloremos sobre la leche derramada.

Contra todo pronóstico, a Samuel lo sucedió Petro, y asistimos a cuatro años signados por la feroz persecución política que desató en contra suya el entonces procurador Alejandro Ordóñez, lo cual lo victimizó y le dio gran parte del capital político que hoy tiene, sumado a los éxitos inobjetables de su administración, por ejemplo el diseño del mejor metro posible para Bogotá.

Hay sin embargo un aspecto que no se puede omitir, y se relaciona con las dificultades que siempre tuvo Petro para conformar un gabinete estable. Se armó una coalición para llevarlo al poder y de ella formaron parte amigos suyos como Antonio Navarro, Carlos Vicente de Roux, Daniel García-Peña o Guillermo Alfonso Jaramillo, pero ya posesionado como alcalde no pudo entenderse con ninguno de ellos. Todos se le fueron retirando, unos en forma discreta como Navarro o De Roux, y otros de modo ruidoso como García-Peña, quien lo definió como un “déspota de izquierda” y en su carta de renuncia le espetó: “La repetida impuntualidad no es nada distinto a un profundo irrespeto por los demás”.

Gustavo Petro es un hombre brillante y talentoso, tal vez genio, pero carga con una gran limitación: su dificultad para relacionarse con los demás, tanto con sus opositores —apenas comprensible— como con sus pares, inadmisible. Nada más acertado que la Bogotá Humana en la que puso su mejor empeño, y que ahora extiende a la Colombia Humana; pero nada más desacertado que ese aire de caudillo que se trae, alimentado en parte por las encuestas y en parte por la nutrida cauda de seguidores que en las redes sociales practican el culto a su personalidad, como verdaderos Testigos de Jehová suyos: cada vez que alguien lo critica, el que lo defiende remata con la frase o el meme ‘Petro Presidente’, sin duda en cumplimiento de una consigna trazada desde arriba.

Hoy la realidad tozuda nos muestra que avanza con paso firme una gran coalición de centro-izquierda en defensa de la paz y contra la corrupción entre Humberto de la Calle (Liberal), Claudia López (Verde), Sergio Fajardo (Compromiso Ciudadano) y Jorge Robledo (Polo). Ahora bien, hay un segundo bloque comandado por Gustavo Petro, y el peligro latente reside en que, si estos dos grandes bloques no logran ponerse de acuerdo antes de la primera vuelta, por el medio se colaría no uno sino dos de los tres candidatos de la derecha que con toda seguridad habrá: Germán Vargas, Alejandro Ordóñez o “el que diga Uribe”, en un escenario donde no se ve al Partido Conservador con candidato propio y Juan Carlos Pinzón —también derechista— es apenas un figurón sin partido.

Espero estar equivocado, pero llego a pensar que Gustavo Petro podría ser la piedra en el zapato de la coalición que se está armando, porque si no es con él a la cabeza, se negará a estar ahí. Mientras Petro polariza, De la Calle atrae a opuestos.

En busca de una solución concertada, podría pensarse en que la venidera elección legislativa de marzo sirva de plataforma para una consulta en la que participen De la Calle, Claudia López, Robledo, Fajardo, Petro y Clara López, sin que se descarte que para antes de esa fecha los cuatro primeros ya se hayan puesto de acuerdo en una fórmula de dos, que en dicho caso competiría con Petro y Clara.

Sea como fuere, lo único cierto e irrefutable es que, para lograr la consolidación definitiva de la paz, el requisito sine qua non es que todos los que la defienden estén unidos en torno a un solo candidato para la primera vuelta. Y aquí le concedo la razón a Humberto de la Calle, cuando dice que en tal caso no habría segunda vuelta.

Ya después habrá tiempo de armar el gabinete ministerial de la reconciliación nacional, pero si pidieran mi humilde opinión empezaría a confeccionarlo así, con De la Calle en la Presidencia:

-          Ministro del Interior: Sergio Fajardo

-          Ministro de Educación: Gustavo Petro

-          Ministra de Justicia: Claudia López

-          Ministro de Hacienda: Jorge Enrique Robledo

-          Ministra del Trabajo: Clara López

Alguien por el interno sugiere a Claudia como ministra del Interior, pero otro (aterrizado) manifiesta que con el geniecito que ella se manda, no sería la indicada para representar al presidente en su relación con los partidos. Y bueno, si ese fuera el motivo, Petro tampoco tendría el perfil requerido…

DE REMATE: Los magistrados Leonidas Bustos, Francisco Ricaurte y Camilo Tarquino ayudaron a elegir al actual fiscal general, y el nombramiento del corrupto Luis Gustavo Moreno en la Unidad Anticorrupción fue cuota de los dos primeros, en reconocimiento por dicho ‘empujoncito’. Lo que resulta asombroso, hasta el escándalo, es que esto no le acarree ninguna responsabilidad política a Néstor Humberto Martínez, a tal punto que conservó su puesto. ¿En qué país vivimos, ah?

En Twitter: @Jorgomezpinilla

http://jorgegomezpinilla.blogspot.com.co/

 

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