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La encrucijada en Oriente Medio

Jorge Iván Cuervo R.

12 de octubre de 2023 - 09:00 p. m.

El ataque de Hamás en territorio de Israel plantea un antes y un después en el conflicto de Oriente Medio y en la geopolítica internacional, ya alterada por el ataque de Rusia a Ucrania, el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia, el reposicionamiento de China y el declive de los Estados Unidos como potencia hegemónica.

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Lo primero, es que es necesario rechazar el ataque de la milicia Hamás, especialmente por atentar contra civiles indefensos, muchos de ellos ciudadanos israelíes, pero también de otras nacionalidades. A pesar de ser un grupo armado al margen del derecho internacional, le son exigibles las normas del Derecho Internacional Humanitario, y una de ellas es diferenciar a combatientes de no combatientes y la proporcionalidad en el uso de los métodos de combate. Esta acción indiscriminada, con actos de terrorismo incluido, implicó la comisión de crímenes de guerra que reclaman el repudio de la comunidad internacional.

Israel tiene derecho a defender su territorio ante una agresión injusta, pero dicha defensa tiene unos límites en el derecho internacional consistentes en que debe estar orientada a repeler la agresión (inmediatez), y en que el uso de la fuerza debe ser proporcional y con fines legítimos, esto es, pudiendo atacar las estructuras militares de Hamás, pero sin afectar a población civil, tanto en sus vidas como en sus viviendas y servicios esenciales para la subsistencia. Bombardeos indiscriminados pueden causar daños a civiles y a infraestructura que nada tiene que ver con la legítima defensa. Adicionalmente, la respuesta no puede convertirse en un castigo ni una venganza contra el pueblo palestino ubicado en la Franja de Gaza, que es lo que de alguna manera ha anunciado hará Israel, según el primer ministro Benjamín Netanyahu.

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, señaló que un asedio total en Gaza es contrario al Derecho Internacional Humanitario -DIH-. En el mismo sentido, se ha pronunciado la Unión Europea por medio del jefe de la diplomacia, Josep Borrel, advirtiendo sobre la violación al DIH por parte de Israel de bloquear la Franja y restringir los servicios esenciales.

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Así que es posible rechazar los ataques de Hamás y la respuesta desproporcionada de Israel, se pueden lamentar las muertes de civiles en territorio israelí y las muertes de palestinos en la Franja de Gaza, no hay contradicción moral en esa postura.

Ahora bien, este momento es necesario verlo en clave histórica, y entender el conflicto más allá de esta dolorosa coyuntura, sin olvidar que todo esto inicia con la ocupación por parte de Israel a territorio palestino, especialmente Cisjordania (bajo control relativo de la Autoridad Nacional Palestina), la Franja de Gaza y buena parte de los Altos del Golán en la frontera entre Israel, Jordania y Siria. Esta ocupación ha sido condenada por el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de Naciones Unidas, y está en el trasfondo de la crisis. La crueldad del ataque de Hamás no debe hacernos olvidar esto.

Hamás es una milicia islámica creada en 1987 en la primera Intifada, como respuesta a la ocupación israelí en territorios palestinos, con una postura extremista que no reconoce al Estado de Israel y apuesta por su aniquilación -al igual que Irán, quien estaría detrás de este ataque, o al menos cuenta con su anuencia, entre otras, para enviar un mensaje a Arabia Saudita que se propone normalizar relaciones con Israel. En 2007, Hamás logró el poder en la Franja de Gaza, desplazando a la Autoridad Nacional Palestina que conserva un poder relativo en Cisjordania, lo que llevó a Israel a responder con un bloqueo que se ha intensificado durante el gobierno de extrema derecha de Benjamín Netanyahu, lo cual ha hecho crecer el inconformismo entre los palestinos y ha dado aire a Hamás para sus acciones violentas. Las condiciones de precariedad en Gaza, como consecuencia del bloqueo israelí, una suerte de apartheid ante el silencio de la comunidad internacional, explican de alguna manera el hecho de que muchos palestinos apoyen las acciones de Hamás, porque no tienen nada que perder, y porque esto quizás lleve a un cambio de situación luego de que se silencien los fusiles.

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Los líos internos de Israel, los señalamientos por corrupción a Netanyahu, su controversial reforma a la justicia que ha sido rechazada de manera mayoritaria en su propio país, han contribuido también a este escenario, lo cual tarde o temprano le va a significar un costo, pues su política de mano dura contra Gaza no trajo ni paz ni seguridad y alimentó el extremismo islámico. Escritoras como Eva Illouz sostienen que, por estar concentrado en asuntos internos, el gobierno de Netanyahu confundió las prioridades en materia de seguridad exterior, lo que habría facilitado la incursión de Hamás, un hecho impensable dada la superior militar del ejército israelí.

Cuando pasen los tiempos de guerra, deben llegar los tiempos de la diplomacia, retomar la salida negociada al conflicto, única forma de lograr paz y seguridad en oriente medio, partiendo de los principios de los acuerdos de Oslo de 1983, retomando la idea de dos Estados, Israel y Palestina, con autoridades legítimas de lado y lado que puedan controlar a los extremistas y lograr una convivencia pacífica.

A eso le debe apostar Colombia, muy lejos de los trinos erráticos desde la cuenta de X del presidente, quien como historiador y analista internacional deja mucho que desear.

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@cuervoji

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