Tener una opinión en la esfera pública se ha convertido en una actividad arriesgada, debido a la posibilidad de cancelación por parte de un determinado colectivo que no comparta los valores y principios que soportan dicha opinión, todo esto en el contexto de sociedades cada vez más fragmentadas y de extremo relativismo cultural, donde todo vale.
Esta cultura de la cancelación se ha extendido a la academia —especialmente la estadounidense—, donde un profesor puede ser cancelado por incluir en sus clases autores que han tenido puntos de vista controversiales sobre algún tema, como puede ser el discutir la idea de los derechos de los...
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