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Tres situaciones internacionales sobre las cuales la izquierda, tanto en el mundo como en América Latina, han tenido posiciones ambiguas. La izquierda, que dice representar el presidente Gustavo Petro, no lo ha sido menos.
La invasión militar de Rusia a Ucrania, alegando razones geopolíticas relacionadas con la actitud hostil de la OTAN, y que hubiera podido tramitarse de manera diplomática o con intensas negociaciones -en eso van a terminar luego de miles de muertos-, no ha merecido un rechazo contundente por parte de la izquierda en América Latina. Todavía muchos líderes consideran que ponerse del lado de Putin es coherente con ser de izquierda, cuando los países pequeños, como Colombia, y sin capacidad militar importante, siempre deberían estar del lado del derecho internacional porque, en últimas, ante una agresión esa es su salvaguarda. Se puede rechazar la agresión injusta de Rusia y promover salidas negociadas en los espacios multilaterales.
Lo de Gaza ya es una tragedia humanitaria por la respuesta indiscriminada y desproporcionada del gobierno de Benjamín Netanyahu, lo cual implica la comisión de crímenes de guerra -graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario- y una demanda de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya en contra de Israel por violar la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. La respuesta de Israel ante el ataque terrorista del 7 de octubre de 2023 por parte del ala militar de Hamas –Brigadas al-Qassam–, en el cual se cometieron crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad contra civiles, hace mucho tiempo dejó de ser una expresión de legítima defensa para convertirse en un castigo y venganza en contra del pueblo palestino asentado en la franja de Gaza, con miles de muertos civiles (las últimas cifras hablan de más de cuarenta mil), bombardeos indiscriminados sobre edificaciones civiles como escuelas y hospitales, so pretexto de la presencia de miembros de Hamas en esos sitios, en una clara violación al principio de distinción y proporcionalidad que exige el Derecho Internacional Humanitario. Este no es un conflicto militar entre Estados como lo es el de Rusia y Ucrania; a pesar de las asimetrías en fuerza de ataque, se trata una acción militar de una potencia ocupante que, de acuerdo con los Convenios de Ginebra, tiene la obligación de proteger a la población que vive bajo su ocupación, como lo han señalado diversos organismos en el sistema de Naciones Unidas. Se puede y debe rechazar el ataque de Hamas y también la respuesta inhumana del Estado de Israel. El gobierno de Gustavo Petro no ha hecho lo primero y sí lo segundo hasta el punto de romper relaciones diplomáticas y comerciales.
Y queda Venezuela, con un régimen autoritario que se apoderó del aparato estatal, que no permitió unas elecciones competitivas y encima entregó unos resultados que apuntan a un gran fraude para continuar en el poder. La represión en contra de opositores y ciudadanos que garantizaron la salvaguarda de las actas evidencia un poder incapaz de considerar siquiera una salida democrática a la crisis. Si bien el gobierno de Petro ha optado por jugar un rol de mediador en una posible salida, todo indica que el costo para Maduro de quedarse es menor que el de abandonar el poder y, a larga, la posición de Colombia será leída como una forma de haberle dado tiempo y oxígeno al régimen.
Muchos temas definen hoy el pensamiento de la izquierda, el rol del Estado en la economía, el debate entre las políticas universales y las políticas identitarias, más o menos impuestos, la cuestión ambiental. En América latina, en presencia de Maduros, Ortegas, Bukeles, Diaz. Canel, Mileis, la izquierda se debate entre apoyar o no autoritarismos, y en rechazar o no la violencia política, pero también en defender la alternancia democrática como forma de supervivencia del pluralismo político, más allá de etiquetas y afinidades ideológicas.
El Pacto Histórico, que busca recoger todas las expresiones de la izquierda colombiana, tiene que adoptar una posición menos ambigua que la de su líder natural.
