¿Cómo pinta el 2017?

Después de un difícil 2016 se espera un año menos agitado en todos los frentes, si bien hay signos que hacen pensar que tampoco será un año fácil para Colombia y el mundo.

En materia económica se prevé para el país un bajo crecimiento, y seguramente no se alcanzará la meta de inflación proyectada por el Banco de la República, y la reforma tributaria contribuirá a ello. Esto impedirá generación de nuevos empleos con avances moderados en la lucha contra la pobreza, y poco o ninguno en materia de desigualdad. Seguiremos en el modelo de un Estado asistencialista que enfrenta la pobreza con programas de trasferencias monetarias sin avances estructurales en materia de movilidad social, escenario que no es el mejor para el posconflicto.

En materia política, se polarizará más el espectro ideológico teniendo como centro de gravedad el proceso de paz. El gobierno y el Congreso tendrán que apurarse para consolidar los pilares del Acuerdo, la Justicia Especial para la Paz y la reinserción, de manera que se disipen las dudas sobre el malabar jurídico que significó enfrentar la derrota de la refrendación popular con una refrendación política. Si la derecha logra aglutinarse en torno de un solo candidato para revertir el proceso, puede ser una carta ganadora.

El gobierno tendrá que buscar un defensor del proceso de paz -que no es Vargas Lleras-  de cara a las elecciones del 2018, y la izquierda tendrá que revisar si sigue jugando a apoyar las opciones menos conservadoras o decide ir unida y con agenda propia, lo que incluye la defensa del proceso por fuera de la matriz política del Frente Nacional.

Prioridad será, una vez más, una verdadera reforma a la justicia que restablezca la credibilidad perdida en la rama judicial, pero ojo, esta delicada tarea no se puede dejar en manos solo de los jueces como pretende la llamada Misión Justicia que promueven el Consejo de Estado y la Corte Suprema.

Vendrán varios procesos de revocatoria a alcaldes, de las cuales seguramente ninguna prosperará pero que servirán para fortalecer el debate democrático a nivel local. Según los anuncios del gobierno nacional esta semana, para Bogotá habrá más Transmilenio y el metro en veremos pues en el Conpes anunciado no se aprobaron recursos a la espera de estudios y estructuración financiera que el Distrito no tiene a la fecha para el metro elevado.

El mundo tendrá que acostumbrarse a Trump, a su retórica antiliberal y antiambientalista y a su idea de restablecer la grandeza de los Estados Unidos desafiando los parámetros básicos del diálogo político civilizado, con políticas proteccionistas que pueden afectar a buena parte de América latina, como ya se está viendo en México ante la amenaza de castigar con altos aranceles a empresas automotrices que operan allí. A propósito de este país, el alza inesperada y excesiva del precio de la gasolina amenaza con socavar la pobre gobernabilidad de Peña Nieto y alentar un estallido social latente en un país con niveles de pobreza insostenibles.

La decadencia de Estados Unidos como primera potencia en manos de un personaje como Trump parecería ser la antesala de un nuevo orden mundial, con China como gran actor y Rusia recuperando su liderazgo a expensas de la OTAN, un escenario que no parece ser el más seguro para el ejercicio las libertades civiles y los derechos humanos, la esencia del pacto global luego de la Segunda Guerra mundial.

 @cuervoji