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El debate que no se dio

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Jorge Iván Cuervo R.
26 de septiembre de 2014 - 03:00 a. m.
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Lo que pintaba como un debate sobre el surgimiento del paramilitarismo en Colombia, terminó siendo un debate sobre los posibles vínculos del ex presidente Uribe con el narcotráfico y el paramilitarismo, sobre lo cual el senador Iván Cepeda no agregó nada que ya supiéramos, y sin lograr consolidar una narrativa convincente que permita establecer una responsabilidad política o penal del hoy senador por el Centro Democrático.

Cepeda se equivocó en el enfoque pues apuntó a tratar de establecer una responsabilidad penal en un escenario donde lo que se trata es de establecer la responsabilidad política. En un clima de polarización extrema y de deterioro de las formas republicanas de deliberación, no fue posible entender a cabalidad cual fue el papel del ex presidente en el surgimiento y posterior consolidación del fenómeno del paramilitarismo. Sus posibles reuniones con ex jefes paras, sus vínculos de amistad con personajes que se han movido en el mundo del narcotráfico y el paramilitarismo, como el clan Ochoa - uno de los fundadores del MAS -, su laxitud o indiferencia como gobernador de Antioquia en la operación de grupos paramilitares devenidos en Convivir, las posibles reuniones preparatorias de grupos armados en alguna de sus fincas, la vinculación de su hermano a un proceso penal por la conformación de un grupo de limpieza social en Yarumal, la condena de su primo por parapolítica, parecen mucha evidencia para derivar una responsabilidad al menos política, pero a mi juicio Cepeda no lo logró.

Por supuesto que él dirá que sí, y que todo eso y más no lo han querido ver las autoridades judiciales, y de ahí la impunidad, y que justamente eso es lo que quería mostrar en el Congreso. Ahora, establecer por qué no ha pasado nada sí sería un gran debate porque las autoridades judiciales tendrían que dar muchas explicaciones como no las dieron en esta oportunidad.

Pero para hablar del surgimiento del paramilitarismo, de su consolidación y de su temprana mutación en narcotráfico armado so pretexto de la lucha antiguerrilla, hay que desuribizar la discusión, porque ese fenómeno es anterior al uribismo y lo trasciende. Incluso pienso que a muchos políticos les conviene que los reflectores sobre la responsabilidad en el paramilitarismo estén sobre Uribe para ellos pasar de agache.

Uribe como muchos políticos condenados por parapolítica pudo haberse beneficiado como candidato a la presidencia del influjo paramilitar a sabiendas de que eso estaba ocurriendo, si eso no ha derivado en ninguna responsabilidad se debe al diseño institucional que prácticamente hace imposible en Colombia responsabilizar a un presidente, como lo prueba el hecho de que Ernesto Samper quien llega al poder con dineros del cartel de Cali no haya sido responsabilizado, básicamente por razones políticas.

Pero también es cierto que a Uribe en 2002 y 2006 lo acompañaron millones de personas que genuinamente creían que su proyecto era la solución, la salida militar que Colombia necesitaba para derrotar a las Farc, y no todas esas persona votaron con el fusil en el cuello como tampoco lo hicieron las que ahora apoyaron a Santos.

Uribe cumplió a medias, debilitó a las Farc, creó el escenario político para el desmonte de una parte del paramilitarismo, y ahora no siente que tenga qué responder por ello. Otros como Cepeda piensan que sí, y eso hoy divide a esta sociedad.

@cuervoji

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