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El huracán del No

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Jorge Iván Cuervo R.
07 de octubre de 2016 - 02:53 a. m.
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A juzgar por la reacción del gobierno y de los voceros del No al Acuerdo con las Farc, ninguno estaba preparado para este resultado que dejó cual huracán Matthew por el suelo la esperanza de paz y de paso la gobernabilidad de Santos.

¿Pero cómo se llega a este resultado impredecible que ninguna firma encuestadora acertó siquiera en advertir? ¿Cómo es posible que una delicada – pero frágil -  ingeniería de negociación durante cuatro años quedara rechazada por una diferencia de 56 mil votos y dejara en el limbo el más serio esfuerzo de paz con las Farc desde hace 30 años?

Allí pasó de todo. El gobierno se equivocó en la estrategia del SÍ, entregando la bandera a políticos desgastados y sin credibilidad en el contexto de una coalición política que empieza a dar señales de fractura de cara a las elecciones de 2018, y que puede explicar la reducción de votos en la Costa Caribe. fortín de Cambio Radical, respecto de la segunda vuelta para la reelección de Santos. Y claro, las condiciones climatológicas debido al bendito huracán no ayudaron, y con los ñoños no fue suficiente.

Pero el gobierno se equivoca también en la estrategia política de largo plazo de la negociación al excluir a la mitad del espectro político y señalarlos de enemigos de la paz sin posibilidad de interlocución, más allá de unas invitaciones protocolarias que fueron desatendidas por la oposición. El 2 de Octubre pagó el desaire. A eso se suma que la parafernalia de la firma en Cartagena y la sobre exposición victoriosa de los comandantes de las Farc con Maduro como telón de fondo, asustó a muchos y reforzó el fantasma falaz del castrochavismo.

El gobierno jugó al todo o nada, y los voceros del No, especialmente los del Centro Democrático, lograron romper ante la opinión la idea del mejor Acuerdo posible por el de es posible un Acuerdo mejor, y el gobierno no supo reaccionar a tiempo.

Y en la movilización para el rechazo apareció un actor inesperado: los movimientos cristianos, evangélicos y un sector de la iglesia católica arengando contra el Acuerdo por la supuesta inclusión de la mal llamada ideología de género, una mentira introducida con mala fe, ajena al Acuerdo e impulsada a última hora por el ex procurador Ordoñez, causa que debió movilizar un número de votos lo suficientemente significativo para hacer la diferencia, junto con mucha gente que votó de manera genuina contra las Farc y contra puntos problemáticos del Acuerdo.

Pero se dio el resultado, se respetó como no creo hubiera pasado con los voceros del NO si hubiera sido al contrario, a juzgar por las declaraciones de Francisco Santos en un foro en la universidad de Los Andes donde señaló que ante esa eventualidad el país hubiera amanecido incendiado, signo de que no lo hubieran aceptado.

Ahora estamos en un limbo político y en una gran incertidumbre sobre el futuro de la terminación del conflicto armado. Se discute sobre la validez jurídica del Acuerdo que dependía de la refrendación pero con un documento que refleja una difícil negociación de cuatro años y la voluntad de las partes de seguir adelante en medio de la adversidad.

Paradójicamente, hoy el uribismo está más comprometido en la defensa del Acuerdo que antes del plebiscito, y el presidente Santos tendrá que maniobrar dentro de este nuevo consenso político y perseverar en la búsqueda de la paz, para lo cual será necesario que desde la sociedad civil se presione para que no se levanten de la mesa hasta lograr un nuevo Acuerdo que deje a todos contentos, porque queda claro que sin la otra mitad no era posible.

 @cuervoji

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