Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Cuando se mira con cuidado la foto y se piensa en el actual clima de polarización que caracteriza la campaña, es de no te lo puedo creer.
En ella aparecen Germán Chica, Oscar Iván Zuluaga, JJ Rendón, Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos y el gordo Bautista, nada más ni nada menos que el equipo de la campaña que decidió prorrogar la seguridad democrática, quienes de la mano del oscuro venezolano molieron a Mockus en primera y segunda vuelta. Eran entonces compadres y amigos, y constituían un bloque de derecha en todos sus matices que se aprestaba a gobernar el país tranquilamente por otros dos períodos. Todas las marrullerías que hoy lamentamos – el hacker de garaje que primero chuzó para uno y luego para otro- como parte de la llamada propaganda sucia, las usaron sin reato.
Pero Santos estaba para otra cosa, para apostarle a la paz y establecer cierto liderazgo continental, para lo cual inició conversaciones con las Farc sin ceder un centímetro del territorio, como aprendizaje de la frustrante experiencia del Caguán - de la cual el expresidente Pastrana parece no darse por enterado. Además, normalizó las relaciones con los países vecinos y nombró en el gobierno a enemigos del ex presidente Uribe – es su lenguaje- que hicieron decir de éste que había traicionado la causa por la cual se hizo elegir.
Desde entonces, Uribe ha usado todo su capital político para sabotear al gobierno, un hecho político que no conocía antecedentes en nuestra historia republicana.
Pero más allá de la paz y de unas buenas condiciones macroeconómicas que han sabido administrar, el gobierno de Santos no ha sido un buen gobierno. No pudo con la reforma a la justicia, ni con la de la educación, la de salud apenas sobrevive en su trámite gracias al tesón del ministro Gaviria. Le tocó sufrir la crisis de la falta de una política agraria, y con el famoso cuento de la mermelada, abandonó su proyecto de un Estado moderno por el de uno subordinado al clientelismo, reforzando esa nociva relación extorsiva de los políticos regionales hacia el Estado central.
Santos decidió agrupar en torno de la llamada Unidad Nacional a todos los partidos que antes apoyaron el proyecto uribista, hasta el punto de que Uribe tuvo que crear rancho aparte, el llamado Centro Democrático, que como sabemos no es precisamente de centro, y a juzgar por la manera como se resolvió la convención que eligió a Oscar Iván Zuluaga, muy poco democrático.
Y todos estos que antes hacían parte de la misma manguala hoy se enfrentan, y uno vuelve y ve la foto y se detiene en los personajes y no lo puede creer, que es entre estos que tengamos que escoger, porque Peñalosa no logró cuajar como tercería, habida cuenta de su insustancialidad y su inconsistencia ideológica, porque a Clara se le empieza a cobrar el fracaso del Polo en Bogotá, y además en medio de una negociación con las Farc difícilmente los colombianos le entreguen las riendas del país, y porque Marta Lucía Ramírez terminará absorbida por la polarización. Y veo ahí a Uribe con su carita de yo no fui, al lado de Santos, y a Oscar Iván en medio de JJ y Chica, y me pregunto si esto es serio, si en realidad estamos ante una verdadera contienda.
Y sí, es de ahí de donde tenemos que escoger. Es lo que hay, lo que da la tierra. Y al aceptar que ese es el menú, reconocemos que quedamos atrapados en la dicotomía guerra o paz, o en la de pluralismo o pensamiento reaccionario, como dijo Cesar Gaviria. Así que estimado elector, siga y se sirve de acuerdo con sus convicciones no sin antes taparse discretamente la nariz.
@cuervoji
