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EN EL PAÍS SE PRESENTA UNA TERRIble confusión entre la agenda moral y la agenda política. La elección del procurador Alejandro Ordóñez, a todas luces un hombre a contracorriente del espíritu libertario y pluralista de la Constitución de 1991, es un buen ejemplo de ello.
Que su elección haya sido apoyada por el Partido Conservador, los otros partidos de la coalición y hasta por el liberalismo, con la honrosa excepción de las senadoras Cecilia López y Piedad Córdoba, no debe sorprendernos; ya sabemos que estos partidos se orientan por la voracidad burocrática disfrazada de pragmatismo. Pero el voto favorable de los senadores del Polo Democrático Alternativo resulta verdaderamente sorprendente.
Gustavo Petro, Alexánder López, Iván Moreno, Jaime Dussán, Jorge Guevara —¿quién?— Jesús Bernal y Parmenio Cuéllar decidieron sacrificar su coherencia ideológica y la oportunidad de enviar un mensaje a sus electores de formar parte de un proyecto político distinto, con un ideario libertario y en defensa de las minorías, a cambio de vagos compromisos de parte del nuevo Procurador en materia de derechos humanos y derechos de las minorías. Debe destacarse la decisión de los senadores Jorge Enrique Robledo, Gloria Inés Ramírez y Luis Carlos Avellaneda de no apoyar este exabrupto.
Carlos Gaviria señaló que en este episodio la consistencia ideológica del Polo había sido sacrificada. Pero no sólo eso, también está amenazada su propia supervivencia, porque un partido en formación —cuando más tiene que estabilizar un derrotero ideológico— no puede darse el lujo de estos quiebres en función de un pragmatismo mal entendido. Ante la defensa de principios tutelares no se puede claudicar, y no se trata de intransigencia política, porque cuando el Polo apoyó la reforma política nos pareció un gesto importante de realismo que no dudamos en respaldar. La agenda moral no es negociable, la agenda política sí.
Ordóñez no hubiera podido ser elegido sino en tiempos de Uribe. Y es que so pretexto de un mandato que tiene el Presidente para derrotar a las Farc, objetivo que se estaría consiguiendo con un grave deterioro de la institucionalidad democrática, se ha venido colando una agenda moral que nada tiene que ver con la lucha antisubversiva.
Los temas valóricos, los que se refieren a la regulación de la ética privada, no suman votos, pero definen el carácter de un partido. Sobre ellos, el Procurador tiene mucho que decir en los conceptos sobre constitucionalidad de las leyes, en opiniones generales sobre asuntos controversiales, tales como eutanasia, interrupción del embarazo, consumo de drogas, derechos de minorías sexuales, libre desarrollo de la personalidad, libertad de expresión, rol de la mujer en la sociedad, y entonces veremos el talante de este cruzado contemporáneo. Los senadores del Polo tenían que saberlo y actuar en consecuencia.
A esto se suma que Ordóñez es una pieza más del copamiento del Estado que quiere hacer el uribismo para acabar con el sistema de pesos y contrapesos, y dejar todo en manos del poder gubernamental. Lo cierto es que Gustavo Petro y los otros senadores han tenido una salida en falso que no les traerá apoyos en otros espacios políticos y seguramente les hará perder un número importante de los que tienen en la izquierda.
Coletilla. A que Ordóñez revoca la sanción a Fernando Londoño y echa para atrás la yidispolítica.
