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La ley no es para todos

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Jorge Iván Cuervo R.
09 de enero de 2014 - 11:00 p. m.
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El imperio de la ley, y el hecho de que todos los ciudadanos - sin importar su condición social, económica o política - deben estar sometidos a él, ha sido uno de los pilares de la modernidad occidental.

El cumplimiento de la ley ha jugado un papel fundamental en la configuración de sociedades más igualitarias, a diferencia de las sociedades estamentales donde la ley no aplicaba para todos.

El imperio de la ley también es una manifestación del principio democrático, en la medida en que refleja la soberanía popular y no el capricho del gobernante de turno. Si bien existen leyes que pueden considerarse injustas, mientras éstas hagan parte del orden jurídico y hayan sido aprobadas de acuerdo con los procedimientos establecidos, tienen validez y deben aplicarse. Su vigencia no puede ser discutida en cada caso por los destinatarios so pena de ingresar en una situación de anomia social, salvo en casos extremos donde podría alegarse una excepción de inconstitucionalidad para evitar un perjuicio irreparable.

En las fiestas de fin de año se conocieron varios casos donde se vio que la ley no es para todos. Veamos algunos de ellos.

La American Port Company del grupo Drummond es sancionada por verter carbón sobre el mar y causar grave contaminación en la bahía de Ciénaga. Contra prohibición expresa lo sigue haciendo por medio de barcazas y no de manera directa como lo exige la ley sin que ninguna autoridad ambiental o policiva pueda hacer algo; el inefable padre Chucho  invade espacio público para sus misas en Bogotá, y cuando un periodista lo inquiere por los permisos, aduce que la ley divina es superior a la ley humana y por eso no la acata, e invita, cual rufián de esquina, a ‘que vengan a sacarme’; Alberto Jaramillo, uno de los cerebros del desfalco de Interbolsa, a pesar de vivir en Bogotá en los últimos cinco años, logra por  medio de su abogado Lombana – un desfacedor de entuertos -  que se le conceda casa por cárcel en Medellín, y su noche de año nuevo en la Picota es presentado ante la opinión pública como una grave violación de sus derechos porque esto no se le hace a gente decente. A él se suman otros presos ilustres como Enlice López, quien contra concepto médico de Medicina Legal es trasladada a una cárcel de Barranquilla, y su abogado quiere que la veamos como una anciana enferma y venerable y no como la homicida que es, además investigada por ser  la cabeza visible de una organización criminal. Un juez en Pereira - en plena vacancia judicial - absuelve al oscuro Ferney Tapasco por el crimen de Orlando Sierra y alega razones que no están en la ley para no dar a conocer el fallo.

Muchos con poder en Colombia consideran que la ley no les aplica, se sienten superiores o ajenos a ella, y entonces otros se sienten legitimados para hacer lo propio, por ejemplo parqueando donde no se debe, cobrando la tarifa de taxi que no corresponde, no pagando las cuotas de administración del edificio, cobrando servicios exequiales sin autorización del usuario, como en el acueducto de Bucaramanga, cobrando medicamentos por encima del precio de mercado, o el alcalde que considera que las decisiones del Procurador no le son aplicables, o el ministro que en una fiesta privada hecha pólvora como si nada, en un país donde hubo 832 quemados este fin de año, y así, infinidad de casos que hacen de esta sociedad un entorno hostil para la convivencia y tierra estéril para el imperio de la ley.

@cuervoji 

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