¡Colombia clasificó al Mundial! Al escribir estas líneas, Colombia ocupa la quinta posición, empatada con Paraguay, sexta. Si bien en mundiales anteriores estaríamos jugándonos el repechaje, gracias a los 48 cupos del 2026 ya somos mundialistas. Y es que Colombia no ha jugado bien hace más de un año. El partido decisivo contra Bolivia fue, futbolísticamente, un espectáculo pobre, donde se veía un equipo roto, descoordinado y con escaso trabajo táctico y técnico.
Con diez meses por delante quizá valga la pena recordar el caso de Brasil en 1970. Saldanha, quien dirigió las eliminatorias, pretendió sacar a Pelé, y Zagallo terminó dirigiendo en México. Con jugadores “que no podían jugar juntos”, como Pelé, Tostao, Rivelino y Gerson, Zagallo reescribió la historia. James y Quintero no serán esos monstruos, pero son nuestros cracks, ¿por qué no pueden jugador juntos?
Hemos estado en siete mundiales. En el 62 éramos un equipo menor y casi es natural haber recibido 11 goles en los tres partidos que jugamos. Aunque en su momento no lo entendimos, el empate con la URSS demostró que había potencial en nuestro fútbol. A Italia 90 llegamos tras 28 años de frustraciones. Superar la primera ronda era un éxito, cosa que se logró, pero sobre el terreno, la mejor selección Colombia que haya jugado un Mundial después de la del 2014 lo tuvo todo para jugar ese partido de cuartos de final contra Inglaterra. No se pudo, pero se cumplió.
Luego, el 94 y el 98 fueron sendos fracasos, eliminados en primera ronda. La historia del 94 es conocida, con influencias externas que terminó en la mayor vergüenza de nuestro fútbol. En el 98, en un grupo con Inglaterra y Rumania, nuestro entrenador, Bolillo Gómez afirmó que Colombia no estaba para ganarle a los europeos. Entre la mentalidad recortada, la edad de alguna de nuestras estrellas y la indisciplina de otras, nunca tuvimos oportunidad.
El 2018 es nuestro mayor éxito. Jugamos de tú a tú por un cupo a semifinales contra Brasil, el anfitrión. Pero la tara que tenemos contra los brasileños confirmó lo inevitable: con Brasil teníamos que perder. En 2018 pasamos la primera ronda, luchamos hasta el final y la terquedad o ignorancia de seguir creyendo que los penales son una lotería nos eliminó ante una Inglaterra que había perdido todas las tandas de penales en mundiales desde 1990.
¿En 2026? La historia y la cantidad de selecciones de bajo nivel que habrá nos obligan a pasar la primera ronda. Aún con este nivel futbolístico, lo mínimo es estar entre los 16 mejores del mundo, pero estamos cansados de participar. A partir de ahí, es soñar con semifinales, final, títulos..., objetivos que exigen un entrenador de categoría, unos futbolistas de un desempeño con algunos sobresalientes, un ambiente interno óptimo y una pizca de suerte. El entrenador no está demostrando la capacidad necesaria, y nos ayudaría un 9 de categoría mundial; dos insumos que no son menores. Hay tiempo para trabajar y tomar decisiones.
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