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Al momento de escribir estas líneas, Reinaldo Rueda ha dirigido dieciséis partidos oficiales como entrenador de la selección de Colombia. Nueve corresponden a las eliminatorias rumbo al Mundial de Catar y siete a la Copa América. Desde junio, cuando debutó, el combinado nacional ha cosechado cuatro triunfos, nueve empates y tres derrotas. Un rendimiento que roza el 46 %. Insuficiente.
Colombia es el equipo con mayor número de empates en las eliminatorias. De esos, seis con Rueda. A punta de empates se puede avanzar en la fase final de un torneo, sea el Mundial o la Copa América. En Brasil 2021, la selección rozó la final gracias a sendos empates contra Uruguay y Argentina. Ante Uruguay, los penales nos sonrieron. Frente a Argentina, tocó cruz. Si un día llegamos a la final de un mundial de empate en empate, todos saldremos a la calle a celebrar. Pero en las eliminatorias la historia es otra. De empate en empate, vamos a quedar eliminados.
En los últimos siete partidos de eliminatorias, hemos obtenido cinco empates. No ganamos desde aquel 9 de septiembre, cuando bailamos a Chile en el primer tiempo. Desde entonces, doce puntos disputados, apenas tres obtenidos. Tras cada jornada la prensa publica las maromas cada vez más exigentes que necesitamos para clasificar. Que si pierde aquel, que si el otro no gana. Ninguna cuenta cuadra si no ganamos.
El verdadero problema para triunfar está en el fútbol exhibido. Excepto ese primer tiempo ante Chile, el fútbol de Colombia ha dejado mucho que desear. Chile estaba en depresión cuando nos enfrentó, y Colombia supo sacar provecho, pero la imagen general es la de un equipo incapaz de proponer y asustar al rival. Rueda no da con la tecla. Ante Brasil se jugó un primer tiempo aceptable. Incluso Colombia tuvo alguna ocasión para anotar un gol. Pero en el segundo tiempo se desarmó el equipo. Es la historia repetida mil veces con Brasil, aquello de jugamos como nunca y perdimos como siempre. Así que no hubo dramas en Colombia. La verdadera tragedia es que contra Brasil, como antes ante Uruguay y Ecuador, el equipo mostró poca o nula profundidad.
Rueda ha demostrado que juega con miedo a perder. La estrategia resulta, pues Colombia pierde poco; pero ese susto a atacar, profundizar, entrar por la banda, alimentar a nuestros delanteros, goleadores en sus clubes, nos va a terminar eliminando. Es hora de jugar a ganar. Si Colombia no le gana a Paraguay y Perú, los dos próximos rivales antes de enfrentar a Argentina de visitante, no habrá empate que valga. Puede que empatemos, incluso que perdamos, pero es hora de jugar en busca de la gloria. Espero de corazón que estos días el entrenador esté preparando las estrategias para romper la férrea defensa guaraní, no enfocándose en cómo defendernos de los tradicionales centros paraguayos. No más miedo a ganar. Busquemos el triunfo. No más empates, por favor.
