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Con razón hay desconfianza

José Fernando Isaza

26 de febrero de 2020 - 09:10 a. m.

La revista Dinero, en su edición del 21 de febrero de 2020, analiza el informe de Raddar sobre el grado de confianza de los colombianos en las instituciones. Los resultados desalentadores son fácilmente explicables.

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Solo el 10,6 % confía en sus gobiernos locales. Se entiende esta cifra al considerar lo siguiente: uno de cada tres financiadores de las campañas electorales contrató con el Estado. En el periodo 2010-2019 el 80 % de la contratación fue directa. La rentabilidad de la financiación se puede deducir del siguiente cálculo: de acuerdo con Transparencia por Colombia, por cada peso invertido en la financiación de las campañas, en muchos municipios se obtuvieron $33 en contratos; la mayor parte, adjudicados a dedo. Un margen razonable de utilidad en una licitación transparente es del 10 %; en una adjudicada a dedo, producto de la contribución a la campaña, bien puede ser del 30 % o más, una rentabilidad del 990 %, mayor que con la coca o la minería ilegal.

Es aún más precaria la situación del Gobierno Nacional, pues solo el 9,1 % confía contra un 90,9 % que no confía. No son de extrañar las movilizaciones ciudadanas contra un Gobierno que genera muy poca confianza. El porcentaje de confianza es mucho menor que el apoyo electoral (Sudarsky), la gente vota y olvida. El Gobierno ha incumplido promesas de campaña, como la de hacer un gobierno técnico alejado de los pactos burocracia-contratos. Su oposición al fracking quedó diluida y ahora se orquesta una campaña en la cual no están ausentes los escenarios apocalípticos si no se recurre a este método de producción. Se anuncian leyes para hacer aún más precaria la contratación laboral, a pesar de que el Gobierno negaba que iba a hacerlo.

El Ejército tiene un mejor grado de confianza: 37,5 % contra un 62,5 % que no confía. Hay un deterioro notable con relación a las cifras anteriores, que invertían la percepción. ¿Podrá un ciudadano confiar en una institución cuyo comandante, en una declaración oficial, lamenta en nombre de todas las Fuerzas Armadas la muerte de uno de los más terribles y cínicos asesinos de la historia? Poca confianza debió inspirar en el ciudadano esta entidad cuando se trató de revivir el estímulo a los asesinatos de inocentes indefensos y solo se revirtió esa política a causa de las filtraciones de la prensa extranjera. O cuando uno de sus excomandantes afirmó que los asesinatos de inocentes se produjeron por haber reclutado a personas de estratos económicos bajos. Es fundamental para la democracia un Ejército que inspire confianza y respeto. Se necesita reconocer qué integrantes de esta institución usaron el poder de las armas para cometer crímenes de guerra.

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La confianza en las iglesias hace unas décadas superaba el 85 %, pero hoy el 47 % confía y el 53 % no. La pederastia en la Iglesia católica y la percepción de que muchas iglesias se crean con el fin de eludir impuestos y enriquecer a sus pastores pueden explicar esta caída de confianza.

Preocupa el bajo grado de confianza en los medios de comunicación: 17,7 %. A los empresarios no les va mejor, pues solo el 12,7 % confía en ellos. Y para oscurecer más el panorama, solo el 22 % tiene confianza en sus vecinos.

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Antes de iniciar inútiles y costosas campañas publicitarias que busquen mejorar la percepción de confianza, las instituciones deben corregir de fondo las causas que llevan a que los ciudadanos desconfíen de ellas. La corrupción explica buena parte las altas cifras de desconfianza.

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