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Luna

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José Fernando Isaza
08 de septiembre de 2022 - 05:30 a. m.
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El cohete Artemis, el mayor que se ha construido, lleva una cápsula, Orión, que describirá trayectorias elípticas muy alargadas alrededor de la Luna por cerca de 35 días. Artemis utiliza hidrógeno líquido como combustible. Se estima que la velocidad de salida del combustible es de 4,7 km/s, un significativo avance que permite mejorar la relación de carga útil/peso del combustible. Han transcurrido ya 53 años desde el 20 de julio de 1969, cuando Neil Armstrong dejó su huella en la Luna.

El lanzamiento del Artemis no ha despertado tanto entusiasmo como el del Apolo. No lleva tripulación y no hay descenso de la cápsula en la Luna. Uno de los objetivos es analizar los efectos de la radiación solar prolongada sobre el organismo humano. Para esto se envían tres maniquíes con múltiples sensores. En los vuelos espaciales cercanos a la Tierra, como los de la estación interplanetaria, que orbita entre 300 y 400 km de la superficie, los cinturones de Van Allen situados en la magnetosfera terrestre protegen de la radiación y del viento solar, el campo magnético crea una superficie que atenúa la radiación. La acción de los polos magnéticos terrestres con la radiación cósmica explica las auroras boreales. El programa espacial Artemis busca llevar en 2024 astronautas a la Luna para una estadía prolongada e ir preparando una base lunar que permita el envío de naves tripuladas a Marte desde allí.

Aún no se dispone de la tecnología que haga factible que astronautas lleguen a Marte y puedan permanecer allí hasta que la posición de los planetas les permita regresar a la Tierra; el viaje total tardaría 972 días. Además de las dificultades logísticas para llevar la carga necesaria para el vuelo, la estadía y el combustible de regreso, no hay una solución adecuada para reducir la radiación que recibe la tripulación. Es de esperarse que los jóvenes de hoy puedan ser testigos del desembarco futuro en Marte.

Es fascinante comparar las características del cohete Artemis con los ideados por Julio Verne para llegar a la Luna. Verne piensa en un enorme cañón que dispara una cápsula con tripulación; sin embargo, la aceleración para lograr la velocidad aplastaría la nave y la tripulación.

El primer cortometraje de la historia del cine es Viaje a la Luna, de Georges Méliès, en 1902, basado en la obra de Verne. Méliès es un mago, no se preocupa por los detalles de las leyes físicas. La tripulación va vestida como si fueran a un coctel, llevan sombreros y paraguas, no les preocupa la carencia atmosférica de la Luna, el regreso tampoco es un obstáculo; si para ir a la Luna hay que subir, para regresar hay que bajar y basta dejar caer la nave. Esta llega al mar y es rescatada por un barco, como sucede en la actualidad. El recibimiento a los astronautas hace recordar lo que realmente ocurrió en 1969. Cada vez se encuentran más detalles que confirman que es una obra de arte. Afortunadamente hay buenas copias en YouTube.

Julio Verne, además de escritor, era científico, por lo que su libro trata de no alejarse mucho de las leyes físicas: no hace descender la nave en la Luna, pues allí no podría respirar la tripulación, la nave orbita y poco a poco la tripulación perece. Un final menos poético que el de Méliès. Para la ficción es superior el relato de los magos; para la realidad, por dura que sea, la ciencia es un camino más seguro.

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