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José Fernando Isaza
09 de julio de 2020 - 05:00 a. m.
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Han transcurrido más 90 días desde el inicio de la cuarentena y el crecimiento geométrico de la pandemia continúa. No es una evolución típica, pues en la mayor parte de los países más afectados la curva reduce el crecimiento geométrico y evoluciona linealmente a los 80 días. Se han reducido marginalmente las tasas de crecimiento y, por lo tanto, se ha ampliado la extensión de los períodos de duplicación de los contagios. En el país, el período de duplicación está hoy en 19,9 días; en Bogotá, 18,97 días; en Barranquilla y Atlántico, en 22,08. Una sensible mejoría cuando se compara con el aterrador período de 10,12 días hace escasas dos semanas. En Cali los contagios se están duplicando cada 28,43 días; en Medellín se está presentando un rebrote de los contagios con período de duplicación de 12,19 días, pero el número de afectados (2.929) es bajo comparado con las otras ciudades: Barranquilla muestra 14.457 contagiados y en Cali hay 8.089.

Se está aún lejos de que se inicie la reducción del número de casos activos, que al 5 julio eran 62.636. La disminución se logra cuando el número de recuperados supere el número de contagiados. En la última semana se recuperaron 10.290 personas, pero el número de contagios creció en 25.341.

La experiencia registrada en los países con mayor mortalidad por causa del virus permite concluir que hay una alta correlación entre los decesos y el déficit de las UCI. En Colombia la cuarentena tenía como uno de sus objetivos preparar el sistema de salud para afrontar con mejores recursos los requerimientos médico-hospitalarios de la pandemia. En Bogotá y Barranquilla se amplió la capacidad de camas hospitalarias, el mayor reto era aumentar el número de UCI y, por supuesto, capacitar a los profesionales de salud para su uso.

Una buena noticia es que ya están llegando los respiradores adicionales, pero la mala —que requiere una clara explicación de las autoridades responsables— es que se ha desperdiciado el tiempo de la cuarentena para entrenar a quienes debían operarlos. A esta falta de prevención y planeación debe agregarse la confusión de las cifras sobre el uso de las UCI. El Ministerio de Salud reportó una ocupación de 875 UCI en todo el país, incluyendo Bogotá. Por su parte, la Secretaría de Salud de Bogotá reportaba que se estaban utilizando 811 UCI y esto lleva a un grado de ocupación del 81,3 %. Los datos son inconsistentes. Bogotá suma 144 UCI ocupadas por pacientes confirmados de COVID-19, con 669 probables, pero no indica la probabilidad de que un paciente sea positivo para COVID-19. Además, es poco ortodoxo sumar cifras ciertas con cifras probables. La tasa de positivos a quienes se les aplica prueba es hoy del 19,3 %; hace una semana era del 10,3 %, y esta se aplica generalmente a los sintomáticos. La llegada de las UCI no disminuyó el porcentaje de ocupación en Bogotá, calculado por la Secretaría de Salud del Distrito, pues no se cuenta con el personal científico necesario para ponerlas en operación.

En el país la ocupación de las UCI ha crecido a un ritmo mucho menor que el de los contagios. Esto puede deberse a la experiencia que se está adquiriendo en el sentido de reservar las UCI para los casos que realmente lo necesiten, pues en ocasiones su empleo puede ser contraproducente. La intubación es un procedimiento con efectos secundarios muchas veces catastróficos.

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