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Reminiscencias

José Fernando Isaza

04 de agosto de 2022 - 12:30 a. m.

Es grato leer al médico humanista Fernando Sánchez en temas médicos, científicos y éticos, que tienen además la propiedad de evocar sucesos de nuestra común alma mater. Hace unos meses recordó un evento de 1965, el cual presenció como profesor y yo como estudiante.

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Hace muchos años la Asociación de Exalumnos de la Universidad Nacional nos hizo entrega de una escultura del maestro Martínez a un grupo de antiguos alumnos, recuerdo a Carlos Lleras, Manuel Elkin Patarroyo, Luis Carlos Sarmiento, Alfredo Molano, se me escapan otros. El expresidente agradeció. Fue emocionante el discurso, era conocido el desacuerdo entre Lleras y los estamentos de la Universidad Nacional. Lleras dice que el error fue tanto de los estudiantes al declararse en oposición total y de él, al estimular el enfrentamiento durante su gobierno; se perdió un tiempo precioso para fortalecer la universidad pública, que él como presidente quiso apoyar. Reconoce que fue responsabilidad conjunta no haber buscado caminos de acercamiento, el gran perdedor fue la educación superior. Este evento selló la reconciliación. El presidente confiaba en la universidad pública, gran parte de los profesionales que participaron en el fortalecimiento del Departamento Nacional de Planeación eran egresados de la Universidad Nacional. Fue el último presidente en darle participación significativa a la Universidad Nacional.

Las discordias se remontan a la frustrada conferencia en el aula de la facultad de Derecho, en 1965. Es cierto que se saboteó el discurso, no es cierto que se tratara de secuestrarlo o que se pusiera en riesgo su integridad física, fue excesivo el envío del Batallón Guardia Presidencial para “rescatarlo”, la única arma que se vio antes de la llegada del Ejército fue la de un guardaespaldas del candidato. El doctor Abel Naranjo, decano de Derecho, condujo al doctor Lleras a su despacho para evitarle agresiones verbales. Se decía, sin pruebas, que el ministro de Educación, Pedro Gómez Valderrama, se ofreció para conducir la fuerza de asalto, ya que él conocía el campus. La toma finaliza como es tradicional, con muchos estudiantes detenidos acusados de subversión y terrorismo. En una de sus columnas el Dr. Sánchez da una versión diferente.

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La ruptura entre el presidente Lleras y los estamentos universitarios se produce durante la inauguración de las instalaciones del IICA – CIRA. Los estudiantes sabotean el acto, hay pedreas, interviene la Fuerza Pública, etc. La respuesta del gobierno fue excesiva, se cierra la universidad, se suspenden los órganos estudiantiles. Se envían tanquetas al campus, algunos profesores deciden dictar clases en las áreas aledañas, Marta Traba entre ellos. El presidente le ordena al jefe del DAS la expulsión del país de la profesora y critica de arte abstracto. Se salva de la expulsión del país casándose rápidamente con Zalamea Borda. Regaño presidencial al jefe del DAS por no haber actuado más diligentemente. El humor no faltó: se decía que Marta Traba era la mujer más ocupada puesto que Marta, traba, sala, mea y borda.

La universidad estuvo cerrada varios meses, se reabre sin los mecanismos democráticos de participación estudiantil. Las tanquetas vuelven hacer presencia años después en la retoma violenta del Palacio de Justicia.

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Titulé mi columna reminiscencias, de acuerdo con el diccionario, son recuerdos vagos e imprecisos.

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