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La paz sea ¿con vosotros…?

José Luis Ramírez León

13 de octubre de 2025 - 12:08 a. m.

El acuerdo alcanzado entre Israel y Hamás para llevar a cabo una primera etapa del plan de paz para Gaza, propuesto por Donald Trump, es un motivo de esperanza tras detener dos años de horror. Lo anterior, a pesar de los claroscuros que hay en el texto, en especial en lo que corresponde a la siguiente fase, donde hay una serie de líneas rojas para ambas partes, difíciles de conciliar, y que deberán ser negociadas. De momento, más que el fin de la guerra y el inicio de una paz duradera, como se anunció, lo que se percibe es una tregua temporal cuyo futuro es incierto aún.

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Trump era la única persona capaz de presionar a Benjamín Netanyahu para que aceptara un plan de esta magnitud. Hoy presidirá una Cumbre en Egipto para resolver los “pequeños detalles”, a pesar de su incomodidad por no haber ganado el premio Nobel de Paz. Su esperanza de lograr una “paz eterna”, choca con la exclusión en el texto de la solución de los dos Estados, única forma real de aclimatar una paz duradera entre israelíes y palestinos. La reiterada negativa de Netanyahu a la creación del Estado de Palestina es la vía al fracaso.

Sobre la base de lo pactado para esta fase inicial, Israel implementó un cese al fuego el viernes anterior para que Hamás comience hoy la entrega de los 48 rehenes, 20 vivos y los 28 cuerpos de los fallecidos; el repliegue del ejército israelí y la liberación de cerca de 2.000 presos del grupo terrorista Hamás, entre ellos 250 que cumplen al menos una cadena perpetua. A partir de mañana se abre el paso peatonal de Rafah, entre Egipto y Gaza.

De momento, Donald Trump obtiene un logro difícil de imaginar un par de semanas atrás. La premura por obtener el Nobel lo llevó a forzar la aprobación del acuerdo, inicialmente por parte de Israel, los países árabes mediadores, Egipto y Qatar, así como Hamás, ante la presión de los países árabes. La principal preocupación del grupo fundamentalista, fuera de “algunos detalles”, es la de las garantías de cumplimiento por parte de Netanyahu, dado que a comienzos del presente año éste incumplió con otro cese al fuego en Gaza y ha hecho lo mismo en el Líbano.

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Los veinte puntos presentados por el presidente norteamericano tienen importantes zonas grises, que tocan intereses vitales para Hamás y que implican su capitulación. Si todo va bien con esta primera etapa del plan, y los objetivos propuestos se cumplen de acuerdo con lo previsto, comenzará una segunda etapa de extrema complejidad.

Entre los aspectos más controversiales está el desarme y desmovilización de Hamás, un tema sobre el cual existen serias dudas. Netanyahu advirtió que el desarme se dará “por las buenas o por las malas”. Se prevé también que sus dirigentes queden excluidos de la vida política en la Franja, mientras se instala un “órgano internacional de transición” denominado “Comité de la Paz” que sería presidido por Trump, con el apoyo del ex primer ministro británico Tony Blair. Más adelante la administración la tendrá un comité de tecnócratas palestinos. Tampoco existe claridad sobre la forma operativa para el desmantelamiento de Hamás, en caso de que aceptaran hacerlo, ni para la desmilitarización de Gaza, que incluye el retiro de todas las tropas israelíes, por ahora replegadas a una línea definida dentro de la Franja.

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Con respecto a la supervisión y observación de la puesta en práctica del acuerdo se llevará a cabo el despliegue de 200 militares estadounidenses, según las informaciones, para establecer del lado israelí un centro de coordinación militar con el fin de apoyar la campaña de estabilización en Gaza. Al grupo se sumarán soldados de otros países.

Trump quiere que los acuerdos de Abraham, que se firmaron entre Israel y varios países árabes en su primera administración, sean el modelo de la paz duradera en la región, contando para ello con el apoyo de Benjamín Netanyahu. Sin embargo, para los palestinos en Gaza y Cisjordania, que no fueron consultados y que salieron perjudicados en los mismos, este tipo de solución implica a su vez una claudicación que no están dispuestos a aceptar, con toda razón. Representa, de hecho, el desmantelamiento de los acuerdos de Oslo de 1993 y 1995 que Netanyahu prometió acabar.

Es encomiable que, gracias al apoyo de Trump, se haya aclimatado entre Israel y Hamás esta primera fase humanitaria impostergable. Hacia futuro, y dados los grandes interrogantes sobre los siguientes pasos del plan, prevalece una gran incertidumbre frente al futuro de la paz en esta conflictiva región del Medio Oriente.

Por José Luis Ramírez León

Abogado, analista internacional, profesor, periodista y diplomático. Colabora con varios medios de comunicación, nacionales e internacionales, así como diversos pódcast. Fue asesor del secretario general de la OEA y secretario general de la CAF.
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